Los vínculos duraderos requieren trabajo, esfuerzo, mucha dedicación; no nacen de la nada. Mantener una relación por muchos años es una labor de todos los días y debemos poner nuestro mayor esfuerzo en cada uno de esos días.
Las relaciones duraderas, así como los buenos negocios, no necesitan complejas estrategias o trucos de magia para que perduren a lo largo del tiempo.
El interés auténtico del uno por el otro es uno de los factores que propician matrimonios duraderos.
Muchos vemos con asombro que una pareja tenga muchos años juntos y creemos que hay un misterioso vínculo romántico entre ellos.
Nada dista más de la realidad. Aunque sí, es natural que los una un amor muy profundo, las razones por las que permanecen uno al lado del otro son más terrenales y están mayormente relacionadas a los hábitos que al sentimiento.
Un solo equipo con intereses comunes
Compartir las mismas cosas puede lograr un vínculo muy profundo. Las parejas que tienen hobbies o intereses intelectuales parecidos producen puntos de encuentro que propicien conocer al otro de una manera muy particular. Las circunstancias que se presentan en estos ámbitos promueven la unión desde lo positivo, transformándolos en un equipo de alto rendimiento que persigue objetivos comunes y juntos consiguen soluciones a las adversidades.
Siempre van juntos a la cama
Otro factor que suele caracterizarlos es la intimidad. Normalmente, así hayan peleado, aprovechan ese momento del día para cambiar el humor, la rutina y tener demostraciones de ternura. Darse besos dulces para no alimentar la molestia genera un sentimiento de tranquilidad y paz que solo se consigue al lado de la pareja.
Confían
La confianza, como ya sabemos, es la piedra angular de las relaciones duraderas. Desarrollar la capacidad de respetar los espacios del otro, sin provocar dramas o peleas por celos, es uno de aspectos que cimienta las relaciones duraderas. Dar libertad sin conflictos regenera al individuo, avivando la pasión y el amor entre ambos.
Son confidentes
Las relaciones que han sobrevivido el paso del tiempo suelen comunicarse sin hablar, se convierten en confidentes. La complicidad alimenta su propia lengua y genera en ellos un espacio único, sin igual; en el que pueden mantener sus secretos sin intermediarios.
Además, las conversaciones abiertas, honestas y sin prejuicios están presentes de manera cotidiana y con el tiempo, más allá de ser pareja, se convierten mejores amigos.
Los vínculos duraderos requieren trabajo, esfuerzo, mucha dedicación; no nacen de la nada. Aunque las demostraciones románticas son importantes y revitalizan el enamoramiento de los primeros años, mantener una relación por muchos años es una labor de todos los días y debemos poner nuestro mayor esfuerzo en cada uno de esos días.
Si consideras que algunos de estos componentes están presentes en tu relación ¡sigue adelante! Te invitamos a hacer de cada momento un espacio hecho por ustedes y para ustedes.
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