La carga mental tiene su origen en el peso que se genera al ocuparse de todas las actividades relacionadas con el hogar. Es un peso que provoca un trabajo mental constante que afecta al miembro de la pareja que se encarga de que todo funcione apropi
La carga mental tiene su origen en el peso que se genera al ocuparse de todas las actividades relacionadas con el hogar. Es un peso que provoca un trabajo mental constante que afecta al miembro de la pareja que se encarga de que todo funcione apropiadamente, generalmente, es la mujer la que soporta toda esta tensión.
A nivel mundial un gran número de mujeres son las encargadas de toda la planificación, logística, coordinación y toma de decisiones de las actividades del hogar. Pero actualmente, esto está cambiando dentro de las familias. Ahora el hombre debe o tiene que involucrarse en estas tareas o responsabilidades de manera igualitaria.
Es común observar como la mujer es la designada para este rol dentro de la familia. Muchos hombres guiados por una sociedad que está vencida, piensan que no es su responsabilidad y en algunos casos interviene muy poco o en nada con lo relacionado a las tareas del hogar o crianza de los hijos. La participación del hombre debe ser activa y no delegar todas las responsabilidades domésticas en la mujer. Es muy común observar al hombre descansar mientras la mujer ejecuta las tareas en el hogar. El tiempo de descanso debe ser compartido para ambos, para que exista igualdad, justicia y corresponsabilidad.
Muchas mujeres afirman que las responsabilidades relacionadas con el hogar le generan mucho estrés, el sentirse responsable de que todas las cosas funcionen, tener que decirle a todos lo que deben hacer y tener que pedirle a la pareja que ayude son situaciones que generan una carga sobre ellas que las hace sentir muy presionadas. Este estrés se incrementa aún más cuando son madres.
En los últimos años este concepto de “ayudar” a la esposa en las tareas del hogar se ha vuelto obsoleto. Actualmente, se piensa que las tareas y actividades cotidianas del hogar no son responsabilidad única de la mujer sino de ambos.
El hombre ha tenido que tomar partido en los quehaceres y crianza de los hijos. Es un grave error enseñar a los hijos que cocinar, lavar, planchar o limpiar la casa son cosas de mujeres. Los padres deben educar y transmitir valores, en la familia y enseñar que todo se debe compartir en pareja.
Ambos miembros de la pareja, deben no solo ocuparse de sus asuntos personales o de trabajo, además, debe haber una gestión y coordinación doméstica, existan o no hijos en la relación.
El hombre puede tener una gran disposición y voluntad para ejecutar las tareas en el hogar, pero debe entender que no puede esperar que su pareja le diga qué hacer. Tiene que estar atento y enterado de todas las actividades pendientes relacionadas con la familia para ejecutar de manera equilibrada todas estas actividades. La ausencia de colaboración del esposo genera una carga mental negativa a la mujer, pues ella no tiene por qué hacerlo todo sola.
La mujer siempre ha sido muy cuestionada y presionada socialmente. La responsabilidad con los hijos, con la familia son adjudicados a ella. Cualquier acción que ella emprenda que descuide las responsabilidades en el hogar o con los hijos es criticada duramente, principalmente por las mismas mujeres de su entorno. Caso contrario para los hombre, ellos se encargan en la mayoría de los casos de ser un proveedor y con esto son alabados o considerados héroes en la sociedad.
Es muy difícil que la sociedad reconozca los logros de una mujer, pero lo que se tiene que hacer es valorarla y respetarla. La decisión de tomar oportunidades en su vida individual o profesional es muy personal y objetiva. Las parejas deben entender que las responsabilidades son de ambos y no exclusivas de un miembro de la familia o relación.
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