Todo el tiempo estamos procesando información a través de diferentes esquemas en el pensamiento, en ocasiones este procesamiento puede presentar fallos o errores, a esto le llamamos distorsiones cognitivas.
Con frecuencias estas fallas moldean la forma en la que percibimos los estímulos e influye de forma directa en nuestras acciones y emociones, Fernández et al. (2012) en un estudio mencionan que esta serie de errores facilitan los sesgos que se producen a la hora de percibir la información y permiten a los individuos mantener la validez de sus creencias, por ello, es importante prestar atención a qué tipo de distorsiones empleamos en el día a día.
Beck, et al (1979) Mckay et al (1988) han expuesto una serie de distorsiones cognitivas, algunas de las más comunes son:
Tomando como referencia lo anterior, es fundamental conocer qué tipo de distorsiones cognitivas solemos emplear y como esto influye en nuestros pensamientos y por ende en nuestros sentimientos y acciones. También porque pueden ser un factor de riesgo para la ansiedad y depresión, si no se trabajan pueden conducir a patrones de pensamientos negativos y desadaptativos.
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