Nuestro cerebro es plástico; es decir, tiene la capacidad de modificar su funcionamiento y estructura a lo largo del tiempo. Esta capacidad se ve altamente potenciada en edades tempranas de la vida y va disminuyendo con el crecimiento. Para las neurociencias, es de suma importancia saber cómo determinados procesos como el lenguaje modifica nuestro cerebro.
El cerebro de un bebé está diseñado para aprender y reconocer varios idiomas desde el nacimiento, estos identifican agrupaciones fonéticas en los primeros meses de vida y discriminan entre los diferentes idiomas de forma rápida. Diversas investigaciones expresan la importancia de aprender otro idioma, entre ellos podemos encontrar el buen desarrollo de las funciones ejecutivas (capacidad de control cognitivo), el favorecimiento de manera directa e indirecta al desarrollo físico y mental en los niños, la ampliación de la reserva cognitiva en adultos mayores lo cual ayuda al desarrollo tardío de procesos demenciales, entre otros.
Investigaciones han demostrado una alta relación entre la prevención al desarrollo de alteraciones como el Alzheimer y el aprendizaje de una nueva lengua en edades tempranas. También, han señalado como personas mayores de edad las cuales han aprendido un nuevo idioma retardan la aparición de signos típicos de la demencia durante 3 a 4 años, demostrándose que aprender un nuevo idioma es un factor protector para nuestro cerebro.
Pero ¿en qué parte de nuestro cerebro ocurre esto? Bueno al parecer la respuesta se encuentra en el fascículo arqueado del cerebro; un haz de fibras nerviosas que conecta las regiones auditivas del cerebro con aquellas regiones encargadas de la parte motora del hemisferio izquierdo. Por lo que el mayor desarrollo de estas conexiones permite que podamos aprender nuevas palabras e incluso un nuevo idioma.
Es importante tomar en consideración también, que la interacción social, una rica exposición a diversos idiomas (tanto afectivo como verbal) y la motivación ayudan a la adquisición de un nuevo lenguaje. Por eso es importante que los padres, adultos y profesores les lean a los niños para ampliar las posibilidades de aprendizaje, ya que esto genera beneficios cognitivos precoces como la creatividad, la apertura cultural, social y el temprano desarrollo de las funciones ejecutivas.
Recordemos que nuestro cerebro es el órgano que produce la mente, así como el corazón bombea la sangre. Todas las actividades que amplían nuestro desarrollo cerebral son aquellas que nos permiten desarrollar una adecuada salud mental, por lo que, es necesario el poder realizar actividades que nos ayuden a cuidar de este órgano tan importante para nosotros.
< Siguiente
Las emociones y el cerebroAnterior >
Las emociones y el cerebroSuscríbete a las Noticias de Psonríe
Puedes seleccionar que tipo de noticias quieres recibir