Si la etapa de la adolescencia es difícil de por si, más lo resulta cuando tenemos que lidiar con mentiras.
Como padres, sabéis que las mentiras forman parte de etapas más primarias, como la etapa infantil, en donde al niño/a le gusta inventar historietas, hacer partícipe a los adultos en ellas y soñar con su imaginación. Pero este fenómeno, forma parte del desarrollo del niño/a, sin llegar a ser considerado como un problema. Ahora bien, a medida que el niño/a va creciendo, las mentiras disminuyen, pues entran en el mundo de la consciencia de la realidad y saben cuando dicen mentiras y cuando dicen verdades por lo que saben que la mentira es intencionada y pueden llevarlos a problemas con los papás y otras personas.
Ahora bien, la adolescencia es otra etapa muy distinta a la infantil. El adolescente busca su propia identidad mediante la pertenencia de grupos de iguales, necesitan sentirse independientes, autónomos y empiezan a despegarse de la figura de los padres. Por ello, no es de extrañar que la mentira pueda aparecer de una forma sana y normativa.
Pero…. ¿Y si la mentira empieza a formar parte del discurso de vuestros hijos adolescentes?
En este caso, más allá de ciertos trastornos psicológicos, nos podría indicar que el adolescente no ha encontrado la forma de desarrollar bien alguna área de su vida, por lo que utilizan la mentira como solución.
1º CALMA. Fijaos si estas mentiras las utiliza para cualquier área de su vida (académica, social, familiar, etc.). Evitar sobregeneralizar, pues nos llevaría a la desconfianza, produciendo situaciones conflictivas.
2º ENTENDER LA MENTIRA. La mentira en el adolescente puede tener un papel de defensa por lo que antes de discutir con él/ella, es necesario entender la función de la mentira. Por ello, más que prestar atención a la conducta de mentir, debemos de leer entre líneas, interpretar que posiblemente hay conflicto o un problema a resolver. Para esto deberéis de desarrollar una habilidad fundamental:
3º LA ESCUCHA ACTIVA. Debemos de dialogar, sin reproches, ni discusiones. La escucha activa os ayudará a descubrir el mensaje que esconde la mentira.
4º SER CRÍTICOS CON VOSOTROS MISMOS. Como personas ya maduras si miráis hacia atrás, en vuestra propia etapa adolescente, seguro que alguna mentira habéis dicho, quizás pocas o quizás muchas, pero así mismo, también en vuestra etapa adulta seguro que en ciertos momentos recurrís a la mentira para “salvaros” de algún conflicto con otro adulto.
En conclusión, hay que ser tolerante, reflexivo y autocrítico. Entender que la mentira no es signo ni de maldad ni de poco afecto hacia los padres. Si en el caso que tengáis dudas de si puede tratarse de algún trastorno más serio, será necesario que consultéis con un psicólogo infantojuvenil.
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