Ahora, en tiempo de vacaciones, que mejor momento para poner en prácticas algunos consejos para estar mejor.
Fomentar el ejercicio físico. Multitud de estudios demuestran que hacer ejercicio físico entre 3 o 4 veces por semana durante diez semanas tiene efectos similares a los antidepresivos en problemas del estado de ánimo y en problemas de ansiedad.
Relaciones sociales. Es fundamental que tengamos a nuestros seres queridos cerca, que hablemos, nos expresemos, que compartamos… Los estudios longitudinales con personas que son muy felices dicen que la variable que explica el bienestar es la calidad del apoyo social. Por tanto, es mucho más importante tener cerca a los amigos y a la familia que tener mucho dinero, un coche nuevo…
Aprender a vivir el momento presente. La práctica del mindfulness, es decir, conectarnos con el aquí y el ahora. Normalmente nos pasamos media vida pensando en lo que tenemos que hacer en el futuro y otra media vida lamentándonos por los errores que hemos cometido en el pasado. Y casi nunca estamos viviendo el momento presente. Y si nos fijamos, probablemente en los momentos más felices de nuestra vida estábamos centrados en el momento presente. Por ejemplo, ante un paisaje sobrecogedor, en un concierto, cuando estas en una conversación de estas que se te pasan las horas como si fuesen segundos… Ese tipo de cosas ocurren porque estamos viviendo el presente.
Programar actividades de ocio que nos gusten. Hay mucha gente que durante todo su día, de lunes a viernes, solamente tiene obligaciones. Y después nota que está más ansioso, que está más triste… Esto es completamente normal. Uno de los modelos clásicos que explican la depresión es la perdida de reforzamiento. Con lo cual, tengamos siempre en nuestro día a día actividades que nos gusten.
Cultivar el optimismo. Muchas veces caemos en el pesimismo, en la queja, en ver el futuro de forma desesperanzadora… No tenemos que caer tampoco en la trampa del optimismo ingenuo (pensar siempre en positivo). Esta mentalidad lo único que nos va a traer va a ser decepciones. Tenemos que ser realistas y aprender a regular nuestros estados emocionales para que cuando se presente un problema sepamos gestionarlo de la mejor forma posible.
Amabilidad. No solamente reporta bienestar al que la recibe sino a la persona que es amable. Si yo soy amable voy a mejorar la vida del de al lado y yo me voy a sentir bien por ello. Además, cuando realizamos un acto amable aumentan las posibilidades de que la persona receptora de la conducta amable realice otra conducta amable.
Mostrarse agradecido.Tenemos una tendencia a acostumbrarnos a lo que tenemos innata (se llama adaptación hedonista). Por tanto, es fácil que olvidemos rápidamente lo afortunados que somos. Todos los días nos damos una ducha de agua caliente pero la disfrutamos realmente cuando llevamos varios días de camping y hemos tenido que compartirla y sin las comodidades de nuestro hogar. Es necesario agradecer lo que tenemos para hacernos conscientes de ello y aprender a disfrutarlo siempre.
Cuidar las relaciones. Las relaciones sociales son como un jardín. Para que florezcan debemos dedicarle tiempo y cariño. Pongámonos a ello.
Aprender a perdonar. Para desprendernos de la ira o la culpabilidad escribiremos una carta de perdón dirigida a los demás o a nosotros mismos.
Durante el desarrollo humano, la adultez tardía, también conocida como senectud, es una etapa que refleja un fenómeno que afecta a toda la población: el envejecimiento biológico.
La cronopsicología es una disciplina que estudia las relaciones entre el tiempo y la mente siendo esta misma fundamental para poder entender cómo la percepción del tiempo puede influir en nuestra cognición y conducta humana.
La vejez es considerada como una etapa en la cual el cuerpo físico comienza a desgastarse, pero también aquellos componentes no visibles como la cognición y todos sus procesos (memoria, retención, comprensión).