Los abrazos generan beneficios debido a la oxitocina, la hormona responsable de hacernos sentir bien y que nos proporciona placer. Mediante un abrazo la oxitocina circula de forma rápida por el cuerpo, lo cual repercute directamente en el cerebro provocando un bienestar psicológico y físico instantáneo. La oxitocina liberada al dar o recibir un abrazo disminuye tanto la tensión arterial como los niveles de cortisol ( hormona del estrés), lo que ayuda a disminuir la ansiedad, el miedo y el dolor.
Cada vez más se están estudiando los beneficios de los abrazos. Se vinculan a una mayor inmunidad que repercute directamente en un mejor estado de salud, menos resfriados e infecciones y, en general, un mejor estado de ánimo, ya que nos hacen sentir menos dolor.
Además, los abrazos mejoran nuestra vida social y sentimental, ya que refuerzan los vínculos emocionales y nos ayudan a confiar más en el otro.
No todos los abrazos sirven para obtener los beneficios que comentamos. Los abrazos breves que acostumbran a limitarse a la zona superior del torso, sobre todo en los hombres, acompañados de golpecitos en la espalda, no llegan a activar los beneficios de los abrazos de los que hemos estado hablando.
Por otra parte, numerosos estudios revelan que para que a través de un abrazo se libere oxitocina y se reprima la producción de cortisol, el abrazo debe ser intenso y largo, de unos 20 segundos aproximadamente.
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