Las enfermedades crónicas, aquellas afecciones de larga duración que requieren atención médica continua como podría ser la diabetes, esclerosis múltiple, artritis reumatoide y un largo etcétera, afectan a millones de personas en todo el mundo. Más allá de los desafíos físicos, estas enfermedades pueden tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de quienes las padecen. La interconexión entre la salud física y mental es innegable, y comprender cómo las enfermedades crónicas afectan psicológicamente a una persona es esencial para abordar de manera integral su bienestar.
1. Estrés y ansiedad: Las enfermedades crónicas actúan como desencadenantes significativos de estrés y de la ansiedad en quienes las padecen. La incertidumbre que rodea a la progresión de la enfermedad, las posibles complicaciones y la respuesta a los tratamientos crea un constante estado de tensión. La adaptación a nuevos estilos de vida también contribuye a este estrés, ya que la persona debe enfrentarse a cambios en su rutina diaria, dieta y actividad física. La incertidumbre sobre cómo estas modificaciones afectarán su calidad de vida genera una ansiedad constante.
2. Depresión: Vivir con una enfermedad crónica conlleva una carga emocional considerable que puede dar lugar a la depresión. La limitación de actividades diarias, antes tomadas por hechas, crea un sentido de pérdida y disminución de la autonomía, desencadeno de esta forma, un duelo de la función perdida. La adaptación a una nueva realidad, caracterizada por la necesidad de depender de otros o de dispositivos de apoyo, puede desencadenar sentimientos de impotencia y desesperanza.
La alteración de las relaciones sociales también desempeña un papel fundamental en la depresión asociada con enfermedades crónicas. Las amistades pueden verse afectadas por la falta de comprensión de la situación por parte de los demás, y la incapacidad para participar en eventos sociales puede llevar a la sensación de aislamiento.
3. Aislamiento social: El aislamiento social es una consecuencia común de las enfermedades crónicas. Las limitaciones físicas, la fatiga constante y la necesidad de cuidados pueden llevar a la persona afectada a distanciarse de actividades sociales que antes disfrutaba. El temor al juicio de los demás, la preocupación por convertirse en una carga y la fatiga emocional asociada con las interacciones sociales pueden contribuir a este aislamiento.
4. Reformulando la identidad: La identidad personal a menudo está intrínsecamente vinculada a la salud y capacidad física. La adaptación a una nueva identidad relacionada con la enfermedad se convierte en un desafío emocional significativo. Las personas afectadas pueden experimentar una pérdida de la imagen que tenían de sí mismas antes de la enfermedad, generando un proceso de duelo por la salud perdida.
1. Fomentar la resiliencia: Desarrollar la resiliencia es clave para afrontar las enfermedades crónicas. Esto implica cultivar una mentalidad positiva y/o realista (algunas enfermedades crónicas con un buen control tienen un bajo impacto en la vida de la persona), centrarse en fortalezas personales y aprender a adaptarse a los desafíos cambiantes.
2. Construir una red de apoyo: Construir una red de amigos, familiares o grupos de apoyo que comprendan la situación puede proporcionar un espacio seguro para compartir experiencias y recibir aliento. Las terapias grupales suelen ser un buen lugar, así como las asociaciones vinculadas a la patología.
3. Practicar la atención plena (Mindfulness): La atención plena puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. La práctica regular de técnicas de mindfulness, como la meditación y la respiración consciente, puede promover la calma mental y mejorar la gestión emocional.
4. Establecer metas realistas: Establecer metas alcanzables es esencial para mantener la motivación y el sentido de logro. Celebrar pequeños éxitos, incluso aquellos relacionados con la gestión de la salud, puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional de la persona.
5. Buscar asesoramiento profesional: La terapia psicológica puede ser de gran ayuda para aquellos que enfrentan enfermedades crónicas. Un profesional de la salud mental puede proporcionar herramientas específicas para gestionar el estrés, mejorar la autoestima y abordar los desafíos emocionales.
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