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Los seres humanos pasamos nuestras horas de vigilia en constante interacción social. Con el paso del tiempo vemos como la necesidad de comunicarnos e interactuar se ha visto influenciada por un ritmo de vida más rápido, que requiere de una considerable destreza social para poder adquirir y mantener relaciones sanas.
Es evidente que: somos lo que pensamos y sentimos; Somos como funcionamos y nos comportamos; nos ajustamos a un sistema de vida que hoy se ve afectado por la aparición súbita del COVID-19 que ha provocado un desequilibrio que aún no podemos comprender ni explicar; es por ello que consciente o inconscientemente algunos individuos se refugian en sistemas de vida paralelos, tratando de adaptarse y de recuperar lo que consideraban su “Zona de confort”.
El consumo de alcohol y otras drogas que anteriormente se hacía de manera eventual se ha ido incrementando en cantidad y frecuencia, acentuando los problemas existentes (familiares, de pareja, emocionales, laborales) provocando experiencias difíciles de afrontar en las actuales circunstancias, generando además otras patologías que, requieren de apoyo psicosocial antes, durante y después del confinamiento.
El bebedor social está experimentando síntomas de ansiedad y/o estrés por el aislamiento, por lo que ocurre a “nuevas” estrategias como lo es el uso de las, videollamadas para intercambiar una(s) copa(s) de licor con sus pares o allegados. Esto le permite evadir los conflictos y mitigar el estrés y la ansiedad. Que se han agudizado con la convivencia diaria.
El sujeto que ya presenta los síntomas de la enfermedad (Alcoholismo) y ha recibido tratamiento especializado y su conducta se encontraba en remisión antes del aislamiento, debe afrontar el terrible flagelo de la ansiedad. Que acompaña su deseo de beber.
Si presenta consumo cruzado de alcohol y otras drogas, es probable que sus niveles de tolerancia se disparen. (necesita aumentar cada vez más su consumo).
Si por el contrario la conducta de consumo es compatible con la del sujeto que, no presenta dependencia al alcohol pero tiene consumo excesivo, éste se va incrementando progresivamente y puede provocar una lesión somática.
En todas estas situaciones existe un factor común: Las secuelas que dejará el confinamiento, sobre la conducta de adicción, se deben revisar exhaustivamente, los cambios a que dará lugar y que además son indispensables, para adaptarse a nuevas formas de vida y políticas de salud. Para las que el paciente alcohólico no se encuentra preparado.
Queremos ayudarte a superar tus conductas adictivas. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación:
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