Dentro de la medida de lo posible, todas las personas poseen un funcionamiento psicofisiológico normal, donde en el transcurso de su vida habrán llorado alguna vez. Hasta cuando nace un bebé, el llanto es lo primero que se espera que suceda para garantizar que todo funciona correctamente.
Si vemos a una persona llorando pensamos que algo malo le sucedió, pero la realidad es que derramar lágrimas puede reflejar tristeza, dolor, rabia o nostalgia, pero también permite expresar alegría o felicidad. Múltiples estudios indican los beneficios de llorar en el estado físico y mental de las personas, debido a que se pueden expresar los diferentes sentimientos.
1. Las lágrimas fisiológicas
Las lágrimas fisiológicas son aquellas que se producen para proteger nuestros ojos, se clasifican en lubricantes y reflejas.
2. Lágrimas emocionales
Son las lágrimas que aparecen como consecuencia de una emoción fuerte, debido a que el hipotálamo actúa en la interpretación del sentimiento y se encarga de enviar órdenes al sistema visual para producir lágrimas.
En la mayoría de los casos las lágrimas se producen ante una situación dolorosa; al parecer, segregar lágrimas tiene una función analgésica y curativa hacia el dolor. Según el bioquímico William H. Frey, las lágrimas emocionales que se producen ante una situación trágica ajena o propia llevan consigo fuera del cuerpo una gran dosis de cloruro de potasio y manganeso, encefalinas (analgésicos naturales), endorfinas, prolactina y hormona adrenocorticotropa.
Producir y derramar lágrimas tiene una función social de adaptación importante, ya que cuando vemos a alguien llorando asumimos que necesita ayuda o un trato especial.
Si unimos la función biológica con la función relacional e intrapersonal, llorar después de una pérdida puede, por ejemplo, ayudarnos a superar los sentimientos de una manera adecuada.
Cuando una persona vive una emoción muy intensa de alegría, el cuerpo algunas veces lo interpreta como exagerada y el sistema emocional como una pérdida de control, bajo este escenario, llorar ayuda a restituir la estabilidad emocional.
Algunas personas llegan a padecer del Síndrome de Sjören, una enfermedad autoinmune que se caracteriza por una sequedad permanente en el lagrimal debido a la destrucción de las glándulas que producen las lágrimas y la saliva.
Sin embargo, si no se tienen problemas fisiológicos para producir lágrimas, algunas personas no pueden llorar cuando han sufrido una pérdida o una gran emoción porque en un momento determinado han padecido una mala experiencia y no han podido realizar una adecuada gestión emocional, padeciendo miedo a llorar.
Adicionalmente, los modelos sociales influyen en ciertas culturas donde llorar es mal visto en algunas culturas; algo que es básico y natural como llorar está restringido, siendo importante reaprender a llorar para generar beneficios en la salud emocional.
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