En el contexto hospitalario suele presentarse la conspiración del silencio, Vergara-Lacalle (2021), define este concepto como el acuerdo implícito o explícito de alterar la información que se da al paciente por parte de sus familiares o equipo médico, con el fin de ocultar información con respecto al diagnóstico, pronostico o gravedad de la condición de salud de la persona. Esto trae consigo diferentes problemáticas en el curso de la enfermedad, por lo que detectarlo a tiempo es fundamental.
La conspiración del silencio puede ser adaptativa cuando el paciente comunica claramente la intención de no querer saber información respecto a su condición de salud o tratamiento, no obstante, es desadaptativa cuando el paciente desea saberlo, pero los familiares o personal de salud ocultan deliberadamente la información.
En muchas ocasiones, los familiares tienen la intención de proteger al paciente, para evitar reacciones emocionales intensas, por ende, la familia toma una postura paternalista. A su vez, el paciente puede intuir que algo ocurre y, en consecuencia, es probable la aparición de sentimientos de preocupación, miedo y conductas de aislamiento.
Otra razón, son las creencias y convicciones del paciente y los familiares en torno a la muerte y al final de la vida. Este es un tema complejo de abordar; comúnmente la tendencia es no hablar con la verdad por temor a las reacciones tanto físicas como emocionales de las partes implicadas. Así mismo, el temor de los mismos familiares o profesionales de no saber cómo actuar frente a reacciones emocionales o crisis que pueden desarrollarse.
De igual modo, los profesionales pueden tener dificultad en trasmitir la información de manera correcta y ética. Puede deberse a que no se encuentra un momento o ambiente adecuado para proporcionar la información.
Espinoza, et al. (2017) en un estudio expone que, para el paciente, algunas de las consecuencias son el aislamiento social, por el temor de la familia de que se entere de algo que están tratando de ocultar. Análogamente, el paciente puede estar experimentando sentimientos de ansiedad, depresión y de perdida de la autonomía. Por otra parte, puede generar interferencias en la calidad de vida, en otros casos, retrasar los procesos de duelo y resolución de necesidades espirituales.
En cuanto a los familiares, pueden llegar a experimentar síndrome de burnout, dado que, se encuentran inmersos en su rol, tratando de evitar que se conozca la información, lo que trae consigo un desgaste físico y emocional. La toma de decisiones puede complicarse, porque no se conocen los deseos de los pacientes, puesto que, desconocen la magnitud de la enfermedad o situación por la que están pasando.
Siguiendo esta línea, el ideal es poder detectar a tiempo este tipo de situaciones y trabajarlas para evitar las consecuencias mencionadas.
En resumen, los procesos de enfermedad implican una serie de cambios y reacciones a nivel físico y emocional, marcados por procesos de negación y de aceptación. Donde tanto el paciente como la familia se ve afectada, por esta razón, la comunicación será clave y el acompañamiento por parte de un equipo multidisciplinar.
Hemos visto que la conspiración del silencio trae consigo diversas consecuencias tanto para los pacientes como los familiares, por lo que una buena comunicación desde el comienzo puede evitar que se desencadenen estas respuestas y que las dinámicas familiares se fortalezcan para afrontar los procesos de salud-enfermedad.
Espinoza-Suárez, N.R., Zapata del Mar, C.M; & Mejía Pérez, L.A. (2017). Conspiración de silencio: una barrera en la comunicación médico, paciente y familia. Revista de Neuro-Psiquiatría, 80(2), 125-136.
Vergara-Lacalle, O. (2021). Pacto de silencio y derecho a la información en paciente gravemente enfermos. Escribiendo el último capítulo de la vida. Revista de Bioética y Derecho, (52), 45-60
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