Desafortunadamente, la tableta, la televisión y el teléfono son utilizados frecuentemente como una herramienta para saciar el aburrimiento. Trayendo como consecuencia un alto costo, ya que al momento de ser retirado esta sobrestimación al niño, su cerebro no descansa porque simplemente no desea descansar y sigue reclamando estar estimulado.
Por lo general, el niño llega a expresar una frase muy común en tono melancólico, triste o con cierto tono de protesta: “¡Estoy aburrido!”. Pocos minutos después de haber retirado el dispositivo al niño comienza a venirse el mundo encima.
Para las madres y los padres es conveniente contar con esas herramientas porque ayudan a sus hijos estar entretenidos y no molestar. En cualquier lugar público (cafetería, bar o restaurante) es común ver a un niño con un dispositivo multimedia en sus manos, mientras sus padres conversan tranquilamente.
En la actualidad muchos automóviles tienen en sus asientos traseros pantallas de video cuyo objetivo es impedir que el pasajero se fastidie y de esta manera, el conductor y su acompañante pueden conversar tranquilamente.
Al parecer los adultos se esfuerzan en evitar que los niños lleguen a aburrirse para obtener su propio beneficio y no el de los menores.
ntes de inventarse los dispositivos multimedia los niños se sentaban en la parte trasera del automóvil y miraban a través de la ventana, y de esta manera sin querer fluía el encantamiento y la imaginación, tan estimada por los pedagogos y tan abandonada por los demás.
El aburrimiento en los niños debe verse como una gran oportunidad para poder estimular la imaginación.
¿Cómo estimular la imaginación en los niños?
Realice una prueba, deje que el niño se aburra para que él mismo busque la estimulación que su cerebro requiere. Pero si el niño manifiesta problemas o dificultades, pueden ponerse en práctica las siguientes recomendaciones:
Anímele a jugar con algo que no tenga baterías ni pilas. Presentándolo como un juego o reto, y no como un castigo.
Igualmente, durante ese tiempo no utilice la televisión ni tampoco otro dispositivo multimedia.
No le ofrezca opciones, deje que el niño consiga en su entorno lo que más le estimule.
Si escoge uno de sus juguetes, puntualice de qué tipo es (rompecabezas, manualidades, juegos de construcción, figuras animadas, vehículos en miniatura, lectura), conocerá cómo al niño le gusta recrearse y podrá estimular su imaginación proporcionándole esta clase de juegos.
Si observa que al niño le cuesta recrearse, es recomendable que juegue con él. Lentamente, y en pequeños períodos de tiempo, poco a poco déjelo a solas para evitar que dependa de la presencia de un acompañante.
Si no llega a descubrir algo que le atraiga, apóyelo a reorganizar sus juguetes donando o desechando todo lo que ya no utilice.
Premie la autonomía del niño cuando gestione el tiempo de ocio. Interésese por lo que hace, cómo lo hace, cuáles son los proyectos que tiene y qué requiere para lograrlos.
Planifique y haga una tabla semanal del tiempo que puede emplear para utilizar los dispositivos multimedia que disponga en su hogar (tv, tablet, móvil) e impleméntelo.
Es probable que no todos los niños respondan adecuadamente ante la reducción o eliminación de las horas destinadas al disfrute de algún dispositivo multimedia, debido a que ellos tienen diferentes personalidades.
En este instante es en el cual debe surgir el duro trabajo de los padres, que no deben renunciar ante las exigencias del niño. Realmente, será la frecuencia y la intensidad de los disgustos, protestas y críticas lo que indicará cuando se requiere la intervención de un adulto.
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