A lo largo de estos últimos meses, todos hemos ido fluctuando entre distintos estados emocionales, pensamientos y conductas. Esos cambios han sido diferentes de una persona a otra, pero ha habido un fenómeno muy repetido.
¿Os ha pasado que habéis comido más de lo habitual? ¿Habéis sentido que teníais menos autocontrol a la hora de comer? En muchos casos, esto se ha podido deber a lo que llamamos hambre emocional.
¿Qué es el hambre emocional? Es un hambre diferente a la que surge cuando nuestro cuerpo necesita alimentarse (hambre fisiológica), y presenta estas características:
El hambre emocional tiene lugar como respuesta ante situaciones que nos generan un malestar interno. Normalmente va de la mano de una forma incorrecta de regular las emociones pues, al no gestionarlas adecuadamente, éstas nos desbordan, hacen que sintamos que no podemos manejarlas y que necesitemos hacer algo con todo eso. Y lo que hacemos con todo eso es comer.
Un primer paso para empezar a manejarla es hacernos conscientes de este círculo y, si aparece este tipo de hambre, preguntarnos:
¿Ha sucedido algo hoy que me haya alterado?
¿Qué he pensado justo antes de surgir el hambre?
¿Qué emociones siento? ¿Por qué me siento así?
¿Qué necesito realmente?
El entrenamiento en regulación emocional, Mindfulness y estrategias de afrontamiento son algunas herramientas que nos ayudarán a superarlo. Y, por supuesto, contar con ayuda de profesionales que nos orienten y acompañen en el proceso.
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