Inicio

¿Cuántas veces has dudado de ti antes de empezar? ¿Cuántas veces has tenido miedo de plantearte cualquier inicio? ¿Cuántas veces has sentido que debías demostrar ser capaz desde el principio?

En muchas ocasiones empezar bloquea. Podemos no sentirnos capaces de realizar ciertas cosas y eso nos impide exponernos y probar. Tendemos a creer que nacemos sabiendo, que debemos demostrar siempre que tenemos las herramientas y los recursos para hacer frente a cualquier tipo de situación y vivir con esa idea es lo que, muchas veces, nos lleva a no tirarnos a la piscina, a no querer experimentar, a renunciar.

Aceptar que tenemos todo el derecho de equivocarnos, de tropezar, de dudar e incluso de vivir con cierta inseguridad cualquier situación determinada es lo que nos puede ayudar a experimentar aquello a lo que nos exponemos con cierta calma y tranquilidad.

El inicio puede ser complicado y, por este motivo, es también importante que seamos pacientes con nosotros mismos. Comprender que para todo necesitamos pasar por un proceso de adaptación es también lo que nos ayudará a no querer ir más rápido de lo que estamos capacitados. Ir a tu ritmo no es malo, hacer un pausa para integrar o dar pasos más pequeños no te categorizan como “el peor”, “el lento”, “el tonto”, etc.

El inicio puede dar miedo si, pero también puede ser una oportunidad de experimentar cosas nuevas, de conocer aspectos de uno mismo que hasta ahora no conocíamos, de descubrir el límite de cada uno e incluso de hallar cierto interés y placer por cosas que no habríamos imaginado.

Recuerda que el miedo está ahí presente porque cumple una función. Trata de identificar qué es exactamente lo que quiere comunicarte tu miedo y busca la manera de lidiar con él. Tener miedo no es malo. Alíate a él y busca la manera de enfrentarte a ello.