La disonancia cognitiva y el enigma de las creencias contradictorias

La disonancia cognitiva es un fenómeno psicológico que surge cuando experimentamos una discrepancia entre nuestras creencias, actitudes o valores. Para entender bien este concepto, es importante analizar el proceso de generación de esas creencias y los sustratos biológicos que las sustentan. 

¿Cómo se forman las creencias?

El cerebro recibe constantemente una gran cantidad de información del exterior en forma de estímulos diversos. Dentro de esa avalancha de información, algunas señales son relevantes para el individuo, mientras que otras no lo son, o no lo son tanto. Aquellas que representan oportunidades de aprendizaje son procesadas y almacenadas, y en muchas ocasiones, se asocian con experiencias previas. Todo ello se va realizando a través de la formación de nuevas conexiones neuronales, que se van fortaleciendo a medida que se van activando y utilizando repetidamente.

Por ejemplo, si de pequeños tuvimos una experiencia agradable con un perro, nuestro cerebro establecerá una asociación entre este animal y una emoción positiva. Si, por el contrario, si la situación resultó ser aversiva, dicho contexto generará una fuente de amenaza o preocupación. Por tanto, se observa que esa formación puede resultar ser funcional o disfuncional, según el caso.

¿Por qué nos resistimos a cambiar?

Una vez establecidas las conexiones neuronales se van enraizando con el tiempo. Cada vez que nos encontremos en circunstancias similares a lo aprendido, actuaremos en base a esas creencias, ya sean funcionales o disfuncionales.

¿Cuál es el motivo de que esto suceda? Se debe a que el cerebro posee una aversión natural hacia la inconsistencia. Una vez que ha creado unas vías neuronales robustas, busca la manera de mantener la coherencia entre nuestras acciones y esas conexiones, evitando así cualquier tipo de conflicto mental que pudiera surgir en contra de ellas.

Esto constituye una explicación sólida del porqué nos resulta tan difícil el llevar a cabo cambios en nuestras vidas. Todos hemos experimentado, a lo largo de nuestra existencia, la conciencia de que algo que pensamos o hacemos no nos beneficia, pero a menudo nos resulta difícil abandonarlo e incluso, en ocasiones, nos autoengañamos para evitar enfrentarnos a un conflicto interno.

La Relevancia de la Formación de las Creencias

Comprender cómo se forman las creencias y los aprendizajes puede tener beneficios significativos tanto para el individuo como para los demás en diversas áreas de la vida. Esto es especialmente relevante cuando se trata de roles como padres, formadores y educadores lo cual conlleva una gran responsabilidad.

Para el Individuo:

1.- Mejor Toma de Decisiones: cuando somos conscientes de cómo se generan esas creencias contamos con una posición más sólida, puesto que poseemos una mayor información, pudiendo evaluar su funcionalidad y logrando con ello objetivos más saludables y satisfactorios.

2.- Crecimiento Personal: al ser conscientes de creencias limitantes o perjudiciales, disponemos de la oportunidad de modificarlas o reemplazarlas por otras más positivas, o al menos, menos destructivas.

3.- Aumento de la Empatía: sabiendo la dificultad que conlleva la modificación de creencias, podemos ser más comprensivos hacia nosotros mismos y hacia los demás. Poniéndonos en el lugar de los otros podemos favorecer una mejora de las relaciones interpersonales.

Para los Demás:

1.- Educación y Formación Eficaz: fomentar el desarrollo de creencias y valores positivos en niños y adolescentes puede contribuir significativamente a su desarrollo personal y a fortalecer su capacidad de adaptación existencial.

2.- Formación de Resiliencia: promover la adquisición de conocimientos que faciliten una mayor valoración hacia la adaptabilidad y necesidad de cambios en la vida, genera el desarrollo de comportamientos más flexibles para enfrentar las distintas circunstancias de la vida. 

3.- Promoción de la Tolerancia: la comprensión del proceso de formación de creencias puede conducirnos a reconocer que las perspectivas de los demás también tienen una base sólida y son igualmente válidas, lo que a su vez crea una armonía y una comunicación social más efectiva.

Comprender el complicado mundo de las creencias puede resultar clave para evitar que la disonancia cognitiva nos afecte negativamente. Este conocimiento podemos utilizarlo como una herramienta para una mejora en nuestro crecimiento personal.