¿Qué pasa cuando sentimos miedo? ¿Qué hacemos con la rabia? ¿Cómo gestionamos el asco? ¿Qué nos aporta la tristeza? ¿Cómo superar la vergüenza?
La mayoría de las ocasiones, cuando una emoción negativa invade nuestro cuerpo intentamos correr en la dirección contraria. Tendemos a mirar hacia otro lado y no prestar atención a eso que nos ocurre.
Creemos que esa es la manera de protegernos y salvarnos de cualquier sufrimiento que arrase con todo.
¿Os habéis parado a pensar que posiblemente nos estemos equivocando?
Las emociones tratan de explicarnos algo. Intentan enviarnos mensajes que, cuando están bañados en una connotación negativa, tendemos a evitar. Actuamos ignorando aquello que tratan de decirnos creyendo estar protegidos. Y si bien es cierto que nos protegen durante un lapso de tiempo corto y efímero, a la larga su efecto parece ser mayor.
La sociedad en la que vivimos nos enseña a alejar el dolor. Nos transmite la idea de que la felicidad va únicamente de la mano de emociones positivas y bienestar.
Te invito a que empieces a explorar que es lo que intenta comunicarte esa emoción que sientes. Te animo a que pierdas el miedo a sentir. Las emociones son cortas, efímeras y acaban desapareciendo. No sientas temor porque ese malestar se quede anclado en tu persona y no llegue a su fin. Recuerda que lo importante es identificar, procesar y aceptar lo que te está ocurriendo. Entender por qué aparece una emoción en un momento dado es lo que te va a ayudar a reducir ese malestar al nivel adecuado para que consigas encontrar y trabajar herramientas y recursos que te ayuden a llenar tu mochila y seguir caminando.
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