¿Por qué está tan extendida la idea de que los polos opuestos se atraen? Estamos acostumbrados a ver películas donde esto sucede pero, ¿qué hay de cierto en todo ello?
Estamos acostumbrados a ver en las películas de Hollywood cómo el actor principal se enamora perdidamente de una mujer con la que a priori no compartiría ni el color de sus ojos por tener una forma de ser y una personalidad diametralmente opuesta. En la literatura también encontramos numerosos ejemplos que confirman la creencia popular de que los temperamentos iguales se repelen, no se atraen. Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello?
¿Qué dice la ciencia?
La investigación sugiere que en lo que respecta a las relaciones interpersonales, la norma es la complementariedad, es decir: tendemos a emparejarnos con aquellas personas que comparten nuestros gustos y filias en vez de hacerlo con quienes no tenemos nada que ver. En este sentido, un buen ejemplo son las páginas web de citas online. Estos portales basan su éxito en cómo confieren al usuario la capacidad de realizar una búsqueda casi quirúrgica de una persona afín, llegando al extremo de poder elegir desde un determinado rasgo físico hasta una posición moral o unas ideas políticas concretas.
La similaridad en los rasgos de personalidad parece, según todos los estudios, un buen predictor de la atracción inicial hacia una persona. Por ejemplo, las personas con una personalidad de tipo A (competitivas, impacientes, hostiles, etc.) prefieren parejas que compartan esos mismos rasgos, y lo mismo ocurre con personalidades de tipo B. La estabilidad marital y la felicidad también parecen depender en mayor o menor grado de cómo de semejantes a nuestra pareja seamos.
¿Y por qué está tan extendida la idea de que los polos opuestos se atraen?
Nadie lo sabe con absoluta certeza, pero lo que parece evidente es que esta creencia popular se presta muy bien a escribir un guión cinematográfico. Sin duda, el argumento de que dos personas totalmente opuestas terminen finalmente juntas y revueltas nos atrae mucho. Y además, en el fondo todos anhelamos encontrar a esa persona que nos ayude a realizarnos o sentirnos "completos", aunque a la hora de la verdad lo más probable es que nos sintamos atraídos por aquellas personas que son más parecidas a nosotros.
Con todo, es cierto que las diferencias siempre enriquecen y estar con alguien que comparte y ve todo exactamente igual que como lo hacemos nosotros puede ser tan reconfortante como aburrido. Por eso, como dijo una conocida escritora británica:
"la variedad es la sal de la vida"
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