Los mecanismos de defensa son maneras normalmente automáticas e inconscientes que utilizamos para defendernos de emociones, situaciones y/o pensamientos que nos causarían gran malestar, angustia, estrés, ansiedad y/o problemas de autoestima, si los afrontáramos de modo directo.
Los principales mecanismos de defensa son:
1. Negación: se da cuando, a pesar de conocer racionalmente un hecho, actuamos o hablamos como si este no existiera.
Por ejemplo, cuando nos dan una mala noticia y decimos "no es verdad, tiene que ser una broma" y/o actuamos como si no pasara nada.
2. Represión: Cuando vivimos una mala experiencia, pero la ocultamos de nuestra conciencia, ya sea completamente o ignorando parte de la misma.
3. Desplazamiento: Se da cuando nuestra preocupación la trasladamos a otra área, situación o aspecto de nuestra vida.
4. Racionalización: Cuando tenemos una motivación inconsciente, pero la cambiamos por otra que no tiene nada que ver. Por ejemplo, nos gusta una persona, pero por la angustia que nos genera decírselo, nos decimos a nosotros mismos o mismas que en realidad no nos atrae y por eso no le decimos nada.
5. Proyección: Cuando atribuimos pensamientos, deseos, cualidades, necesidades o impulsos de nosotros mismos o mismas a otras personas.
6. Sublimación: Se da cuando redirigimos sentimientos y/o emociones fuertes a un objeto o actividad considerados seguros.
7. Compensación: Cuando silenciamos un sentimiento de inseguridad o incompetencia exagerando un rasgo real o que nos gustaría tener.
8. Formación reactiva: Se trata de manifestar un comportamiento, deseo, actitud o hábito opuesto al que sentimos.
9. Compartimentación: Cuando partes de la persona se separan de la conciencia, de modo que la persona se comporta como si tuviera conjuntos de valores separados.
10. Intelectualización: Cuando hablamos de un hecho concreto con una fuerte carga emocional como si fuera ajeno a nosotras o nosotros.
11. Introyección: Damos por hecho dichos o expresiones dados por nuestra cultura o la familia, sin cuestionarlos, teniendo consecuencias en nuestra vida, a veces no deseables.
12. Confluencia: Se da cuando perdemos los límites entre nosotros mismos o mismas y nuestro entorno, no distinguiendo entre lo que se espera de nosotros y lo que nosotros queremos realmente hacer.
13. Retroflexión: Es cuando me hago responsable de cosas que en realidad no tienen que ver conmigo o de las que no tengo responsabilidad, evadiéndome así de las mías propias.
Autora: Rocío Núñez Rondón
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