Comienza un nuevo año y comienzan los propósitos para 2018.
Adelgazar, ahorrar, viajar más, dejar de fumar... pero, y ¿nuestro bienestar emocional? Nada mejor que tener nuestra mente sana y contenta para conseguir el resto de proyectos fácil y rápidamente.
El bienestar emocional es "Un estado en el cual un individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a la sociedad" (OMS, 2003).
Para tener un buen nivel de bienestar emocional es fundamental intentar minimizar nuestros pensamientos negativos ya que nos producen emociones negativas que se acumulan en forma de ansiedad y hacen que disminuya nuestra autoestima.
(Ansiedad y autoestima se relacionan, por lo tanto si sube la ansiedad, nuestra autoestima baja).
Ejemplos de pensamientos negativos son:
- Visión catastrofista: "Una vía de agua en un barco significa que se hundirá. Por supuesto esta opción existe y podemos quedarnos mirando el agua entrar hasta que nos ahoguemos o buscar una manera de sellar la vía para evitar el hundimiento".
La visión catastrófica es lo contrario al pensamiento proactivo que lo que intenta es buscar soluciones.
En el 2018 cambiaremos la visión catastrófica por el pensamiento proactivo.
- Los debería: Cuando te dices a tí mism@ debería... te auto-castigas. "Debería" indica mandato orden, son tareas que las tengo que hacer y las voy retrasando y convirtiendo en horribles obligaciones.
Cambiar el "Debería" por una afirmación positiva "Voy a..." hará que tengamos una actitud diferente hacia la tarea.
Otra forma de ir cumpliendo nuestros propósitos consiste en "La ley de los 21 días" que afirma que solo necesitamos 21 días para acostumbrar a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro a un nuevo hábito.
¡Habrá que intentarlo!
- Pensamiento polarizado: Ver las cosas de forma extremista, sin términos medios.
Tan malo es estar en el extremo negativo como en el positivo, sin datos objetivos, porque te puedes acabar desanimando, frustrando o, en el caso contrario, no ser consciente de la situación y no actuar en consecuencia. Tenemos que tener un equilibrio con la realidad.
Hay muchos tipos de pensamientos deformados, que nos generan malestar y emociones negativas e influyen en nuestra forma de actuar.
Para poder comenzar nuestra transformación emocional y minimizar nuestros pensamientos negativos lo primero es aprender a identificarlos y ver cómo influyen en nuestra vida.
Así que nuestro primer ejercicio será identificar nuestros pensamientos negativos, registrarlos en una libreta y observar que emoción nos genera.
Y recuerda: Si necesitas cambiar tu forma de pensar por otra más constructiva, mejorar tu autoestima, tus relaciones con los demás y tu bienestar emocional para afrontar los propósitos de 2018, contacta ya conmigo, Sonia Carod, a través de Psonríe.
¡FELIZ 2018!
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