¿Cuántas veces la Navidad te ha removido más de lo que querrías? ¿Cuántas veces te has sentido obligado a reunirte con gente que no te apetecía ver? ¿Cuántas veces te has sentido mal por no vivir la Navidad con la misma alegría que tu entorno? No para todos la Navidad es una época preciosa. No a todos nos apetece repasar el año que hemos pasado ni tenemos la capacidad de ver con el optimismo de mucha gente lo que nos espera en el futuro.
No todos nos sentimos cómodos con todos aquellos a los que vemos por Navidad y posiblemente conectemos con la idea de que hace tiempo casa dejó de ser para nosotros un espacio seguro. Y no todos tenemos que vivir la Navidad de la misma manera.
Respeta lo que sea que aparezca en tu pensamiento y en forma de emoción. Sostén el malestar que te cause cualquier cosa que tenga relación con la Navidad. No te fuerces a sentir nada que no sientas ni te obligues a permanecer donde no quieres estar. Sé amable contigo mismo/a; tu forma de vivir esta época del año es igual de respetable y lícita que cualquier otra. No te juzgues, está bien.
Si crees que poner palabras a lo que te está ocurriendo y lo que estás sintiendo puede ayudarte a transitar por esta época del año de la mejor manera, expresa y comunica (puedes hacerlo con personas que sean de tu confianza o en un diario). Aléjate de los “tengo que" y de repasar lo que se espera de ti para estas fechas. Conecta con los “me gustaría”, “me apetece” y “quiero”. No te exijas más de lo que quieres dar o te apetece ofrecer.
Recuerda que tu manera de vivirlo también es válida.
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