A través del pensamiento reflexivo se puede armonizar, quitar vendas y deshacer nudos. Si cada persona lo desarrolla y, utiliza diariamente como un filtro, podrá disminuir el rumor de la mente deseosa y tomar mejores decisiones. Sin embargo, los expertos indican que las personas están perdiendo la capacidad de reflexionar, utilizar el pensamiento analítico y ser críticos.
Daniel Goleman en su libro Focus, señala que realmente existe un exceso de información recibida por cada persona con una gran dificultad de focalizar la atención minimizando la capacidad para reflexionar. También Aristóteles decía que el verdadero conocimiento no está en decir lo que se piensa, sino en pensar antes lo que se va a decir. Evidenciándose, que quizás sea una de las grandes carencias que actualmente padecen las personas.
El psicólogo John Dewey fue el primero que comenzó a investigar sobre el pensamiento reflexivo, indicando que este es el tipo de pensamiento en el que se tiene presente un tema en la cabeza de forma ininterrumpida para descubrir sus principios y conseguir algo importante
Además el doctor Dewey señalaba que este tipo de lógica debía tener un aspecto fundamental como es la curiosidad, debido a que su ausencia convertiría el pensamiento en algo sin sentido, indiferente y apático. Por esta razón, la reflexión se alimenta de la curiosidad o del interés, o lo que se denomina motivación natural.
El último objetivo del pensamiento reflexivo es fomentar ideas que tengan valor agregado. Existe un detalle que subrayó John Dewey en sus estudios sobre este tema y es que las personas piensan demasiado pero no terminan de puntualizar o concretar.
El pensamiento reflexivo se efectúa en el área prefrontal del cerebro, el cual permite reconocer cómo y qué se ha realizado para relacionarlo con las experiencias. La finalidad es pensar de forma productiva para mejorar la realidad.
John Dewey (1933) y Donald A. Schön (1983) formularon una teoría para ayudar a las personas a desarrollar el pensamiento reflexivo a través de cinco pasos, que se enumeran a continuación:
Hoy más que nunca, es más importante tener un pensamiento reflexivo. Esta competencia permite contar con un punto de vista crítico que no solo cuestione lo que le rodea o ve. Asimismo, permite discutir las propias creencias o perspectivas que no sirven y perjudican.
La crítica y la reflexión, permite a las personas actualizarse, los impulsa a ser detallistas y exigentes. A medida que se asienta este tipo de pensamiento se dejará de ser simples manejadores de información, logrando ser personas capaces de tomar decisiones grandes de forma autónoma y valiente.
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