¿Personas o relaciones tóxicas?

Entre las consultas más frecuentes se encuentran los padecimientos por las difíciles relaciones con personas cercanas como la pareja, el padre o la madre, entre otros. Los consultantes tienden a calificar al otro como difícil o tóxico, ya que la convivencia con esa persona se les hace poco soportable. Muchas veces hay el deseo o intención de separarse o romper esa relación, pero de manera inadecuada, lo que genera estados de angustia o de culpa. Es posible que ese otro presente algún tipo de patología que dificulte la socialización con los demás.

Sin embargo, podemos observar que cuando el consultante, a través de un proceso terapéutico, analiza la relación con ese otro que considera tóxico, va generando modos diferentes de percibir al otro y a sí mismo y se van produciendo transformaciones en la valoración de la relación que generan modificaciones en el comportamiento, lo que permite producir cambios favorables en la relación. Eso no significa que el otro cambia de personalidad o que el “tóxico” o problemático es quien consulta. Lo que significa es que cuando tomamos conciencia del tipo de relaciones que establecemos con los demás, tendemos a responder de manera diferente y eso implica un cambio también en el otro. Va a cambiar el modo de interacción, de una relación “tóxica” a una más saludable. De ser necesario una separación, ruptura o el establecimiento de límites; estos se van a dar de manera más madura y adecuada, sin angustia ni sentimientos de culpa.

La terapia ayuda a tomar conciencia de las relaciones tóxicas lo que genera los cambios necesarios en la relación, y a su vez facilita la convivencia o la toma de decisiones con madurez, sin angustia ni sentimientos de culpa.