El trastorno límite de la personalidad (TLP) es conocido también como trastorno borderline. La característica principal de este trastorno es su dificultad para regular las emociones; esto ocasiona cambios en el estado de ánimo, inestabilidad e impulsividad en una persona, en las relaciones interpersonales que se vuelven inestables y problemas en su imagen.
Este trastorno de personalidad está dentro del grupo B que clasifica a los trastornos mentales; en este grupo se encuentran el trastorno narcisista, el trastorno de personalidad antisocial y el trastorno histriónico de la personalidad.
La persona que padece trastorno límite de personalidad puede vivir episodios donde intenta evitar a toda costa ser abandonado, ya sea de forma imaginaria o real. Como resultado de estas emociones se presentan conductas destructivas como los intentos de suicidio o las autolesiones.
Los síntomas más característicos del trastorno límite de personalidad que se conocen son:
Estos síntomas aparecen cuando la persona se desconecta de su sentimiento de identidad o de sus pensamientos; esto es, como la sensación de encontrarse fuera de sí o fuera de su cuerpo y puede estar relacionado con el estrés. El estrés puede ocasionar la presencia de episodios de psicosis leves y breves.
El trastorno límite de personalidad (TLP) ha tenido un controvertido diagnóstico en adolescentes, los estudios recientes demuestran que este trastorno lo pueden padecer tanto adultos como adolescentes, y que de presentarse en los adolescentes al menos se puede realizar una temprana intervención.
El trastorno límite de personalidad está asociado a otros trastornos mentales de índole de personalidad y psiquiátricos, que cuando se hace presente en adolescentes representa, para sus familiares, una situación dura por los altos costos de su tratamiento. Este trastorno en adolescentes ya se encuentra reconocido en la psiquiatría por su sistema de clasificación y en las pautas de tratamientos nacionales.
Se debe considerar en los chequeos médicos rutinarios de los adolescentes el protocolo para diagnosticar el trastorno límite de personalidad para mejorar así el bienestar del adolescente, y obtener un tratamiento y atención a tiempo.
Con la información que se maneja en la actualidad, donde se conoce que los trastornos de personalidad tienen sus bases en la infancia y adolescencia, ha sido complicado y controvertido lograr su diagnóstico. Algunos médicos continúan dudando en el diagnóstico del trastorno límite de personalidad en adolescentes, basados principalmente en 4 hechos:
1.- El desarrollo de la personalidad de un adolescente se encuentra en cambios constantes, típicos de su edad, lo que dificulta enormemente realizar un diagnóstico del trastorno límite de personalidad.
2.- Mantienen posición, que el diagnóstico del trastorno límite de personalidad en adolescentes no es válido.
3.- Los profesionales desean salvaguardar a sus pacientes de actitudes negativas o pesimistas y de la estigmatización.
4.- Existe una inestabilidad perturbada de la autoimagen o afectiva, lo cual es característica típica del trastorno límite de personalidad (TLP).
De los rasgos típicos en los adolescentes tenemos, su irritabilidad, miedo y rebeldía, estas se unen a sus reacciones de aislamiento, su impulsividad y la ausencia de confianza en ellos mismos, estos nos deben alertar de una posible presencia del trastorno límite de personalidad. En los adolescentes suelen aparecer los síntomas entre los catorce y dieciséis años,
Se hace complicado detectar en un adolescente el TLP, por el comportamiento típico de su edad, aun así, existe el riesgo de la presencia de este trastorno, si se observan alguna de las siguientes alteraciones de forma prolongada e intensa, siendo estas claves fundamentales para su detección a tiempo, las nombramos según su área:
Su detección y diagnóstico es importante para ayudar y mejorar el desarrollo de la calidad de vida del adolescente, para que pueda disfrutar de una vida satisfactoria y saludable.
Realizado ya un diagnóstico es relevante que el profesional de la salud le indique el tratamiento adecuado a seguir para que el adolescente logre tener una vida normal. Este tratamiento consistirá en rehabilitación intensa, psicológica, atención continua y psicoterapia. Algunos casos podrían ameritar le sea indicado un tratamiento farmacológico para reducir ansiedad, lograr una estabilidad emocional, superar la depresión, mejorar el ánimo, para que el paciente logre controlar sus ataques explosivos.
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