La discapacidad intelectual es una enfermedad que se diagnostica antes de los 18 años de edad en este caso el funcionamiento intelectual general de la persona se encuentra muy por debajo del promedio y hay una evidente carencia de destrezas necesarias para enfrentar la vida diaria.
Generalmente, la discapacidad intelectual es permanente y tiene un gran impacto sobre la vida de las personas y sus familiares. Es importante aclarar que la discapacidad intelectual no es una enfermedad mental.
Frecuentemente, la discapacidad intelectual en cualquier etapa de la vida está asociada con problemas de conducta que en determinados casos son muy graves, y que a su vez generan comportamientos como:
Hiperactividad.
Agresividad física, incluyendo daño a otras personas.
Agresividad verbal.
Comportamientos autolesivos.
Destrozar objetos
Hábitos atípicos y repetitivos.
Comportamiento social ofensiva.
Falta de atención.
Conductas de poca colaboración.
Forma de hablar inapropiada.
Gritos descontrolados.
Comportamientos sexuales inapropiados.
Impulsividad.
Estas conductas no se presentan en todas aquellas personas que padecen de discapacidad intelectual, tampoco los afectan de la misma forma. Más bien los problemas de conducta interfieren de manera grave en la integración de estas personas con su entorno.
Condicionan sus actividades y disminuyen su participación y empleo de recursos comunitarios, llegando incluso a poner en peligro la integridad física de las personas con discapacidad intelectual o las personas que integran su entorno y representan un gran obstáculo para la integración y adaptación de los demás, generando problemas con sus relaciones sociales.
En estos casos no solo la persona que presenta la discapacidad, sino también sus familiares y allegados necesitan recibir apoyo psicológico para poder enfrentar y entender las dificultades y comportamientos que aparecen debido a la discapacidad, promoviendo patrones que ayuden a la familia a interactuar y conocer cómo comportarse ante situaciones inadecuadas.
Es muy común que las personas con discapacidad intelectual presenten 381 - Trastornos de conducta en la discapacidad intelectual. Por ello varias fundaciones han realizado alianzas para trabajar en este tipo de casos, estas trabajan en promover la inserción laboral, la calidad de vida y la educación de estas personas y ofrecer servicios sanitarios de varias especialidades como la salud mental.
Estas alianzas tienen un objetivo específico y es mejorar la atención de estas personas, mediante un equipo multidisciplinario asistencial y la constitución de protocolos de atención permanente de estas personas, para mejorar la precisión en los diagnósticos y llevar a cabo planes útiles de intervención que puedan integrarlos a la vida normal.
Uno de los cambios que ha producido esta nueva manera de trabajar ha sido la mejora de la precisión diagnóstica, a menudo compleja en el ámbito de la salud mental y especialmente en las personas con discapacidad intelectual. Ambas entidades aseguran que disponer de diagnósticos es una garantía para elaborar buenos planes de intervención, reduciendo de esta manera las visitas a urgencias.
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