La tripanofobia es el miedo irracional que experimenta una persona a las agujas y las inyecciones
Todos, seguramente, conocemos a alguien que al momento de aplicarse una vacuna o realizarse una toma de muestra para un análisis de sangre pasa por momentos de mucha tensión; o nosotros mismos pasamos por estos episodios ante estas situaciones. Y es que esta tensión se debe al miedo a las agujas o inyecciones, conocido como tripanofobia.
La tripanofobia es el miedo irracional que experimenta una persona a las agujas y las inyecciones, siendo esta una fobia muy común y habitual durante la infancia. Sin embargo, este miedo va disminuyendo a medida que la persona avanza hacia la edad adulta. Con todo, no es extraño ver a adultos que continúan padeciendo de esta fobia con un grado de intensificación.
Generalmente, los síntomas que presentan las personas con este tipo de fobia no son graves, pero puede traer consecuencias graves para la salud en aquellas personas que la padecen y no permiten que se les aplique una vacuna o un tratamiento para aliviar o combatir una patología o enfermedad.
Entre los síntomas que puede presentar una persona con tripanofobia en el momento de ponerse una inyección, realizarse exámenes o la aplicación de un tratamiento médico son:
- Leves: Ansiedad, angustia y confusión.
- Graves: mareos, desmayos, náuseas, aumento del ritmo cardíaco y ataques de pánico.
La causa principal de la aparición de este tipo de fobia es el padecimiento de traumas y experiencias desagradables con las inyecciones durante la etapa de la niñez que traen como consecuencia la aparición de miedo involuntario hasta la edad adulta, al ser expuestos a agujas o inyectadoras. Por otra parte, los expertos señalan que la tripanofobia puede aparecer cuando un niño observa a un adulto entrar en estado de pánico en el momento de inyectarse o tener contacto con una aguja.
También puede tener un componente hereditario; a través del mecanismo de sobrecompensación fisiológica puede ser transmitido de una generación a otra.
En este tipo de fobia se acentúa en gran medida la ansiedad anticipatoria, la cual bloquea que la acción a la que se teme se lleve a cabo; el solo hecho de pensar en una inyección ocasiona que se activen los síntomas.
La tripanofobia se puede controlar y superar de las siguientes formas:
- En el caso de los niños, es recomendable no usar las inyecciones como un método de amenaza.
- No engañar a los niños cuando se vayan a vacunar.
- Al momento de vacunarse, los niños se deben distraer para que no centren su atención en las inyectadoras y agujas.
- No restar importancia a su miedo, ni hacerlos sentir niños pequeños porque presentan estas emociones.
- Tener empatía y entender cómo se debe acompañar al niño en sus miedos, brindarles apoyo, calma y seguridad es una práctica muy positiva.
- En los adultos, se utilizan técnicas de relajación y respiración para disminuir en lo posible los síntomas de ansiedad o hiperventilación.
En los casos en los que ninguna de estas alternativas tiene un efecto positivo y el miedo se hace incontrolable, convirtiéndose en una limitación y riesgo para la salud de la persona, lo mejor es recurrir a la atención psicológica, terapias de exposición y terapias cognitivas conductuales.
En casos extremos, en los que las terapias no tienen ningún efecto, se deben combinar con el consumo de medicamentos como los ansiolíticos y relajantes con el propósito de disminuir el estrés de la persona.
Un subtipo de la tripanofobia es la belonefobia, que es el miedo irracional, intenso y constante que presenta una persona a objetos punzantes o afilados de cualquier tipo que puedan taladrar, pinchar o causar heridas abiertas.
En el caso de la belonefobia los síntomas se caracterizan por su manifestación en tres planos distintos:
- Físicos: Temblores, sudoración fría, mareos, sudoración, aumento del ritmo cardiaco, desmayo y sensación de falta de aire.
- Cognitivos: Pensamientos irracionales, falta de concentración y confusión.
- Conductuales: comportamientos de escape y evitación.
Además, la belonefobia puede ocasionar disminución de la circulación sanguínea, disminución de la frecuencia cardiaca y dilatación de los vasos sanguíneos que ocasiona desmayos.
Comúnmente, las fobias predisponen a la persona a huir de esa situación a la cual se teme, lo que genera el aumento de la presión arterial, cardiaca y respiratoria, ocasionando vasoconstricción de los vasos periféricos que preparan al cuerpo físicamente para salir corriendo.
Cuando la persona sufre de tripanofobia pueden aparecer consecuencias potencialmente nocivas que llegan a evitar acciones preventivas y correctivas para la salud de la persona, tales como:
- Exámenes para diagnósticos.
- Vacunas.
- Exámenes o pruebas para detección de enfermedades y confirmación de diagnósticos.
Por otra parte, puede afectar a aquellas mujeres que por miedo a las pruebas médicas que implican agujas no quieren quedar embarazadas, para evitar experimentar esas situaciones:
- Evitar la asistencia al odontólogo.
- Evitar asistir a centros de salud, ni siquiera como acompañante.
En estos casos, es muy importante aprender a manejar la ansiedad anticipatoria que se inicia en el momento que la persona imagina la aguja. Por ello, la persona debe reordenar sus pensamientos, ya que lo que le asusta no es la aguja, sino sus pensamientos de miedo asociadas a ella.
Se puede ejercitar el miedo con la imaginación y a través de la observación mental de la situación a la que se le teme, mientras se ejecutan técnicas de respiración hasta disminuir la ansiedad. Además, se pueden incorporar estímulos sensoriales con formas más realistas y cercanas a la situación temida.
Es recomendable exponerse de manera gradual al miedo: primero, en tu imaginación hasta que ya no signifique una amenaza; y, después, experimentando las situaciones en vivo. Si el miedo es incontrolable, lo mejor es consultar con un profesional de la salud mental.
Queremos ayudarte a superar tus temores, fobias y la ansiedad que te generan. Si nos aportas más información sobre tu
situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación: