Vinculación familiar y relaciones sociales

El ser humano es un ser social por naturaleza y para el éxito de su supervivencia requiere de la interacción con otros seres humanos que le permitan el desarrollo de sus necesidades
básicas físicas y emocionales. La interacción con el entorno se encuentra permeada o marcada por las primeras experiencias de vinculación que pudimos haber tenido con
nuestras figuras paternas, no necesariamente tienen que ser figuras paternas por consanguinidad, sino figuras que consideremos de protección y cuidado hacia nosotros
mismos. 

Existen diferentes tipos de familias que se caracterizan por ser familias extremadamente “amalgamadas” lo cual significa que existe una vinculación muy estrecha en cuanto a
permanencia del vínculo en nuestras vidas así como a nivel emocional, y son familias caracterizadas por una necesidad de saber de cada miembro de su familia en todo
momento, lo cual contribuye a la percepción de apoyo; sin embargo, en algunos casos, este tipo de familias suelen desdibujar los límites entre la vida personal de cada miembro y la
vida familiar; así pues, se vuelve un poco confuso el rol que ejerce cada miembro, pues como su nombre lo indica, no hay individualidad, sino una amalgama de miembros que dan
resultado a un funcionamiento emocional posiblemente ansioso y caracterizado por un apego excesivo. 

El aspecto posiblemente perjudicial en este tipo de familias es la inseguridad en la individualidad de sus miembros, pues se han generado rituales en torno a la toma de decisiones conjuntas, que, en aquellos momentos en los que algún miembro se vea enfrentado a tomar decisiones propias e individuales, puede que exista un alto grado de inseguridad frente a su criterio propio y/o sienta que no logra su desarrollo humano autónomo fuera de la familia. Adicionalmente el hecho de que exista una unidad tan fuerte entre la familia, puede
impactar el modo en solución de problemas, ya que algunos miembros a los que no les corresponde, inician tomando un rol de mediador entre dos o más miembros de la familia
que presentan diferencias, lo cual es perjudicial porque los implicados en el problema no ejercen su responsabilidad, sino que delegan la solución de sus propios problemas a
terceros; Este tercero puede verse también afectado por una alta demanda de exigencias por parte de su entorno al asumir un rol que en realidad no puede asumir, ya que no está en 
sus manos resolver problemas que no tienen que ver con su participación en el conflicto. 

Es decir, en este tipo de familias tan estrechas, es necesario empezar a delimitar roles, espacios y responsabilidades acorde al lugar que ocupa cada quien, pues de lo contrario,
puede que se desarrollen patologías en salud mental caracterizadas por conductas ansiosas, evitativas y tipos de apegos poco saludables en los diferentes entornos fuera del
contexto familiar del que se proviene. Es importante que evaluemos si la vinculación de nuestra familia ha impactado de alguna manera las relaciones que establecemos en nuestras otras áreas, y si logramos comprender que efectivamente sí se han visto permeadas por cómo concebimos el mundo y la interacción con un otro, te invito a que asistas a un proceso de psicoterapia para generar cambios que te permitan sentirte a gusto con las vinculaciones que estableces con tu entorno social.