Las personas pasivas se relacionan con una personalidad insegura, tímida o con baja autoestima. Se caracterizan por tener una postura corporal sumisa, suelen hablar con un tono de voz bajo y les cuesta mucho defender su criterio u opinión ante otra persona, aun sabiendo que su creencia o su forma de pensar sea la correcta. También puede ser una actitud adquirida para evadir conflictos.
Generalmente, las personas pasivas lo han desarrollado por tener una infancia con padres o figuras de autoridad que fueron muy agresivos con él/ella. Su infancia se pudo haber caracterizado por no poder expresar sus opiniones o defenderse. La pasividad o la actitud pasiva se puede manifestar tanto en relaciones con otras personas, en el trabajo, el jefe o figura de autoridad, padres, o la pareja.
Las personas pasivas tienen la creencia de no tener el valor de expresarse o de defender sus ideas, ya que considera que nadie les va a escuchar o que el defenderse no valdrá la pena de nada ni hará alguna diferencia. Creen que el gastar energía en tratar de comunicar sus derechos no tendrá ningún objetivo ni importancia.
A continuación, algunas características de las personas con comportamiento pasivo:
Si te has identificado con alguna de estas características, es importante que puedas trabajar este comportamiento junto a una terapia individual y que de esta forma puedas obtener las herramientas para recuperar tu seguridad propia y trabajar el valor en ti mismo/a.
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