Los primeros auxilios psicológicos se han hecho muy populares en la actualidad debido a su impacto positivo en la prevención de patologías mentales que proceden de un evento traumático.
Cuando se habla de primeros auxilios psicológicos (PAP) se hace referencia a la ayuda breve e inmediata que se le brinda a un individuo en un momento de crisis o emergencia, tal cual como sucede con los primeros auxilios médicos, con la diferencia de que estos últimos están enfocados en la atención del daño físico, mientras que los primeros se centran en la atención psicológica en la emergencia, con el fin de restablecer la estabilidad emocional del individuo y reducir la probabilidad de aparición de afectaciones psicológicas derivadas de la crisis.
Los primeros auxilios psicológicos se han hecho muy populares en la actualidad debido a su impacto positivo en la prevención de patologías mentales que proceden de un evento traumático, sin embargo su origen se remonta a los años posteriores a finalizar la Segunda Guerra Mundial. Durante estos años se presentaron innumerables casos de afectaciones por estrés agudo provenientes de los eventos de guerra, lo que hoy se conoce como trastorno por estrés agudo y trastorno por estrés postraumático, para lo cual se hizo imperativo el desarrollo de herramientas que permitieran alivianar las consecuencias de la exposición a dichos eventos.
El empleo oportuno de los PAP puede prevenir la aparición de distintas dolencias, tales como: ansiedad extrema, episodios disociativos, desrealización, despersonalización, malestar emocional crónico, insomnio, deterioro de funciones ejecutivas e incluso desencadenantes fatales como el suicidio. Los PAP se deben brindar de forma inmediata en una emergencia, pero dependiendo del estado del individuo es la forma de abordaje que se debe realizar; para esto se establecieron las siguientes fases:
- Fase de impacto o shock: ocurre en la inmediatez del evento crítico. Está caracterizada por el funcionamiento cognitivo alterado, con la presencia de confusión, altos niveles de ansiedad, dificultades para la toma de decisiones, poco acceso a los recuerdos y pérdida del razonamiento lógico, así como aumento del ritmo cardiaco y respiratorio, sudoración y midriasis. En esta fase es importante estar atentos a reacciones conductuales anómalas, como conductas agresivas, de huida o pánico.
- Fase de reacción: se presenta posterior al shock y es en la que el individuo toma consciencia de lo sucedido. Durante esta fase se vuelven frecuentes los pensamientos catastróficos y de desesperanza, con presencia de sentimiento de culpa y autorreproche. Aquí también es habitual encontrarse con mecanismos de defensa como la evitación, negación o desconexión emocional. Por último, a nivel fisiológico se pueden presentar respuestas al estrés como aumento del ritmo cardiaco, respiración acelerada, sudoración, palidez, náuseas y vómitos.
- Fase de reorientación: esta es la fase final de la crisis y es la última instancia en la que se pueden aplicar los PAP. Aquí se da lugar a la readaptación emocional y social, permitiendo así afrontar las consecuencias de la crisis. Posterior a esta fase pueden aparecer patologías como el trastorno de estrés postraumático o algunas de las mencionadas anteriormente.
Esta tipificación permite comprender de mejor manera el estado del individuo afectado, y en caso de que haya más de una persona que requiera los PAP, también sirve como proceso de triage, con el fin de priorizar la atención.
Aunque la aplicación de los PAP depende en gran medida del estado del individuo afectado, en términos generales se puede hablar de cinco grandes pasos de ejecución:
- El primer contacto: en primera instancia el prestador de PAP debe identificarse de forma clara y concisa como un prestador de dicho servicio, esto con el fin de evitar mayor confusión y brindar sensación de seguridad. En este paso es esencial crear un vínculo sólido con el individuo afectado y asistirlo de forma rápida y eficaz, para eso se debe tener una idea clara de cómo él percibe el suceso y cuál es su estado mental en el momento.
- Dimensionamiento del problema: aquí se trabaja sobre el análisis de las necesidades del individuo y se busca organizar jerárquicamente las acciones venideras. En este paso se evalúa qué, quién y dónde, estudiando las implicaciones de la emergencia y el alcance de la misma.
- Análisis de posibles soluciones: aquí se evalúa qué acciones tomar de acuerdo a la jerarquización anterior. Este paso es de vital importancia pero a su vez es uno de los más breves, ya que las acciones deben tomarse de forma inmediata.
- Acciones: se tomarán todas las acciones derivadas de los pasos anteriores. En este punto es importante recordar que toda acción que se tome debe estar enfocada en el adecuado afrontamiento de la crisis y la recuperación del estado emocional.
- Cierre: por último, se procederá a finalizar los PAP, ya sea encontrando al individuo lo suficientemente recuperado para retomar el control o remitir a un profesional experto que continúe con un proceso más profundo.
Se debe aclarar que los PAP no son un proceso de terapia clínica, por lo tanto cualquiera que se encuentre capacitado puede ofrecerlos, sin necesidad de ser un prestador de servicios de la salud. Existen muchos institutos que ofrecen capacitación en PAP, algunos de forma gratuita y otros con costos bastante económicos. También muchas entidades educativas forman a su cuerpo docente en estos. Los PAP son una herramienta que aplicada de forma adecuada y oportuna puede salvar vidas.