Suegros que se presentan en casa sin avisar, critican al yerno o a la nuera, critican las formas de educar a sus nietos. Estos son algunos ejemplos de conductas de suegros controladores.
Suegros que se presentan en casa sin avisar, critican al yerno o a la nuera, critican las formas de educar a sus nietos. Estos son algunos ejemplos de conductas de suegros controladores. Además este tipo de conducta se ve intensificada si la pareja tiene hijos. La mayoría de las veces en las que esto ocurre se debe a que el hijo o hija no ha aprendido a crear límites sanos con sus padres.
La cultura española y latina sigue teniendo un peso familiar bastante fuerte, y no es raro que muchas personas tengan la creencia de que la familia de origen es lo más importante, de que hay que estar siempre unidos, hay que verse con mucha frecuencia, tenemos que estar siempre de acuerdo, etc. Y si quieres “ir a la tuya”, tomar tus propias decisiones, hacer cosas que la familia no aprueba, eres egoísta.
Estas creencias están en el origen de la culpa y la dificultad que podemos sentir al poner límites a nuestra familia de origen. Esta falta de límites muy a menudo trae problemas y conflictos de pareja porque, por un lado la pareja puede sentir que el otro no está de su lado por priorizar a sus padres, y este siente que traiciona a su familia si no lo hace. Por tanto, nos podemos sentir entre la espada y la pared.
¿Por qué nos cuesta poner límites a nuestros padres?
- Educación muy familiar.
- Inseguridad y falta de autoestima.
- Necesidad de agradar.
- Miedo a decepcionar.
- Creencia de que las necesidades de la familia prevalecen frente a las propias.
- Familia muy sobre-protectora.
¿Cómo ponemos límites a los suegros?
Prioriza la familia que has creado tú
Esto no se trata de elegir entre tu familia de origen y tu familia creada. Ya que la familia creada (tengas hijos o no) debería ser prioritaria, ya que ha sido tu decisión crear ese proyecto con alguien. Desde el momento en el que te vas del domicilio familiar, ya no perteneces a ese núcleo.
Eso no quiere decir que tus padres dejen de importarte, y no los veas nunca más. Pueden estar ahí de apoyo. Pero tu pareja y tú sois quienes tomáis vuestras decisiones, y vuestras necesidades son igual de importantes que las de vuestros padres.
Es normal sentir culpa, pero no eres egoísta
Si nunca se han puesto, es normal que nos cueste, podemos sentirnos culpables y egoístas. Pero recuerda que es tu derecho como individuo, y que no eres egoísta por poner límites, aunque otras personas puedan hacértelo creer.
Pon límites de forma asertiva
Es importante que se consensúe con la pareja qué límites son importantes poner, y hacerlo con asertividad, es decir, de forma calmada, educada y firme. Es importante que queden lo más claros posible. Lo mejor es que esos límites los ponga el propio hijo, antes que su pareja, quien debería mantenerse algo al margen.
Podemos esperar que los suegros reaccionen de forma negativa, pero lo más habitual es que les cueste más o menos lo terminan respetando.
Haz explícitas las consecuencias
A veces puede ser útil también explicar a los suegros las consecuencias de no respetar los límites, y llevarlo a cabo. Si por ejemplo se presentan en casa sin avisar, se les puede decir, “Si no nos avisáis a lo mejor no estamos, o no estamos en condiciones de recibir visitas y no os vamos a abrir la puerta”, y cumplirlo, claro.
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu
situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación: