El favoritismo: impacto en la autoestima de los hijos

La mayoría de los padres buscan la manera de guiar correctamente a sus hijos; sin embargo, en ocasiones hay eventos que pueden pasar desapercibidos por los cuidadores y pueden influir de manera negativa en los adolescentes, como es el caso del favoritismo.

El favoritismo de los padres 

Un aspecto que se considera de mucho cuidado es el favoritismo por parte de los padres hacia uno de los hermanos, conducta que es claramente perceptible y visible por todos los miembros del hogar, en especial por los hermanos del hijo favorito. Esta conducta que muestra preferencia puede tener consecuencias en el bienestar emocional y la autoestima del adolescente. Percibir un trato diferente o sentirse comparados puede llevarlos a desarrollar sentimientos de inferioridad, inseguridad y abandono emocional.

¿Cuál es el impacto del favoritismo en los hijos no favorecidos?

• Sentimiento de inferioridad: Cuando los padres muestran favoritismo, el hijo no favorecido puede sentir que no es suficientemente bueno o valioso en comparación con su hermana o hermano, esto puede llevar a que el joven dude constantemente de sus capacidades, dones y talentos al no ser reconocidos. 
   
• Inseguridad: El favoritismo puede permear la seguridad que los jóvenes sienten sobre sí mismos y su lugar en la familia, llevándolos a cuestionar su identidad y sentirse dudosos sobre su capacidad para ser amados o aceptados, lo que puede llevarlos a buscar aceptación o aprecio fuera del entorno familiar, quizás relacionándose con personas que no son de confianza o tomando malas decisiones.
   
• Abandono emocional: Cuando un joven percibe que no recibe la misma cantidad de atención o afecto que su hermano, puede experimentar sentimientos de abandono emocional. Esto puede resultar en una dificultad para formar vínculos afectivos seguros y aumentar el riesgo de sufrir trastornos depresivos, donde en su mundo pueden sentir que solo hay suficiente amor para el otro, lo cual, a la larga, afecta su bienestar y salud mental.
   
• Comparación: se puede convertir en una dinámica relacional estar comparándose en todos los entornos y contextos que frecuente, impactando así con en su amor propio y autoestima, pues la comparación es un mal hábito que siempre termina mostrando que hay mejores personas que nosotros, pero también que somos mejores que otras personas en ciertas áreas. La comparación nos invisibiliza y no nos permite valorarnos tal y como somos, creando una falsa expectativa al desear ser otra persona, lo que a la larga termina repercutiendo en nuestro concepto identitario.

¿Cómo influye esto en la hermandad?

En familias más grandes, ante la falta de afecto, algunos hermanos pueden desarrollar una relación más unida y apoyarse mutuamente como un mecanismo para compensar la carencia de afecto de sus padres y preferencia que le dan a otro. De este modo, los hermanos pueden aprender unos de otros y brindarse apoyo recíproco para superarlo. Sin embargo, hay que ser conscientes de que no siempre es así; la competencia por la atención y el afecto de los padres, la mayoría de las veces, puede desencadenar rivalidades y conflictos entre hermanos. Esta competencia no solo afecta la relación entre ellos, sino que también puede causar daño psicológico y afectar negativamente su bienestar emocional.

Ante esta problemática del favoritismo y sus efectos en la hermandad, es fundamental adoptar estrategias que promuevan un trato equilibrado y con prioridad al bienestar emocional de todos los hijos.

Algunas de las recomendaciones son:

• Comunicación abierta: Crear un ambiente en el que todos los miembros de la familia puedan expresar sus ideas y sentimientos sin preocupaciones o temor a ser juzgados puede ayudar a mejorar la relación y disminuir el favoritismo, incluso resulta útil expresar abiertamente la percepción de desigualdad en el trato que se siente por parte de los padres y hablarles con respeto respecto a cómo esta diferencia de trato les afecta de manera negativa.
   
• Tiempo de calidad individual y reconocimiento de logros: Es importante que los padres se esfuercen por dedicar tiempo de calidad a cada uno de sus hijos individualmente, celebrando sus logros por igual y evitando realizar comparaciones. Frases como “¿Por qué no eres como él?” o algo más sutil como “Estás siguiendo los pasos de tu hermano” pueden tener consecuencias negativas, ya que cada persona es única con capacidades e intereses distintos. Reconocer esto es fundamental para reforzar su autoestima y sentido de logro personal.
   
• Informarse sobre el favoritismo: Con la información adecuada, los padres pueden obtener herramientas que les permitan comprender cómo el favoritismo puede afectar, parcial o totalmente, a sus hijos. Pues parte de cambiar un problema requiere reconocerlo, es por ello que los padres deben comenzar a reflexionar sobre aquellas conductas que muestran favoritismo de hijos y si no logran visualizarlas, el preguntarle a su pareja o incluso a los mismos hijos les puede ayudar a comenzar ese proceso de cambio.

Es indispensable que los padres reconozcan el impacto que sus acciones y preferencias pueden tener en el bienestar de cada uno de sus hijos. Fomentar la equidad será una pieza clave en el trato y en el reconocimiento de las necesidades individuales. Tomar cartas en el asunto puede prevenir dinámicas familiares perjudiciales y fomentar un entorno saludable que no solo resuelva conflictos entre hermanos, sino que también contribuya al desarrollo emocional y psicológico de todos los integrantes de la familia.