Adáptate y afronta

Las cosas no saldrán siempre como uno espera. Y el secreto no es frustrarse, sino adaptarse a ese cambio por muy sutil que sea. Entender el porque de ese cambio y las oportunidades que se escondes detrás de esa adaptación. Haz tuya esa curva, reduce, gira con suavidad, respira y verás como, al terminar, vuelves a sentirte como antes. 

El camino va a estar lleno de peraltes, muros, piedras y especies de todo tipo que jugarán contigo al despiste.

En toda carrera, el cambio está presente y la necesidad de adaptarte a esos cambios es esencial para poder continuar hacía adelante. No busques el camino de otra persona con la intención de evitar tus propios cambios. No compares cómo ese su trayectoria y cómo está siendo la tuya. 

Encárgate de hacer las cosas lo mejor que puedas. Piensa qué buscas, que necesitas y cómo te proyectas en unos años. Imagina el futuro que esperas conseguir o el que te gustaría tener. Establece una lista de objetivos o prioridades en relación a eso que imaginas y esperas de ti mismo y ve asumiendo, poco a poco. Se trata de un proceso lento donde debes ser paciente. 

Pregunta, comparte, comunica lo que sientes. No siempre podrás adaptarte solo a lo que te ocurre y has de poder compartir esas preocupaciones o ese malestar que te bloquea el paso.  Será difícil, si. Habrá obstáculos más altos que cientos de edificios que te costará tiempo saltar, si. Habrá días en los que preferirás no haber despertado, si. Pero serás capaz de adaptarte a eso y a mucho más.  

Porque eres valiente y seguro que mucho más de lo que imaginas. 

Tómatelo como un reto a conocer mejor lo que eres y aquello que has venido a hacer en el mundo. 

Al fin y al cabo, la vida consiste en eso. En crecer adaptándote a lo que viene.