Las formas en que la espiritualidad beneficia la salud mental son igualmente valiosas y cautivadoras. En un mundo lleno de complejidades, que abarca desafíos, alegrías, temores e instantes adversos, a veces es necesario mirar más allá de lo superficial. Se busca un mayor significado en los acontecimientos y es ahí donde emergen ciertas doctrinas, prácticas y perspectivas filosóficas, ganando relevancia.
La ciencia ha comenzado a comprender cómo estas perspectivas íntimas sobre el ser humano y el universo benefician a quienes las incorporan en sus vidas. Abrazar la espiritualidad no solo permite manejar el estrés de manera más eficiente, sino que también otorga un mayor propósito a la existencia. A continuación, se presentan las claves para comprender estos efectos positivos.
En algún momento, la espiritualidad fue excluida de los modelos psicológicos debido a la objetividad científica, que consideraba esta dimensión como carente de validez. No obstante, Abraham Maslow, a mediados del siglo XX, reconoció en el Journal of Religion and Health que esta dimensión es innata en la experiencia humana.
Psiquiatras prominentes como Carl Jung, Viktor Frankl y Boris Cyrulnik también subrayaron el valor terapéutico de la espiritualidad. Aquellos que enfrentan traumas psicológicos pueden encontrar consuelo y alivio en estas creencias. De este modo, los beneficios en el bienestar son demostrables y se describen a continuación.
La depresión no solo implica tristeza, apatía y angustia, sino también la pérdida de significado vital. En ese abismo depresivo, los propósitos motivadores se desvanecen. Sin embargo, una investigación en Depression Research and Treatment señala que las creencias y prácticas espirituales actúan como mecanismos de afrontamiento que reducen los síntomas depresivos, especialmente en relación con el estrés vital y adversidades.
Esta perspectiva proporciona armonía, trascendencia y significado en medio de la adversidad, actuando como un ancla en momentos de deriva. Esta ayuda, cuando se combina con otras dimensiones clínicas, aporta beneficios positivos.
El estrés y la ansiedad suelen resultar de demandas que superan los recursos internos. En esas situaciones, te sientes abrumado y percibes amenazas a tu alrededor (reales o no) ante las cuales no sabes cómo responder. Estas situaciones son comunes y agotadoras, donde te enfocas únicamente en sobrevivir, en lugar de vivir plenamente.
Una de las formas en que la espiritualidad beneficia la salud mental radica en estas realidades psicológicas. El Journal of Adult Development sugiere que este factor, junto con la atención plena y la resiliencia, modera los procesos de estrés. A continuación, se describen las variables que median en este cambio terapéutico:
Aunque no todas las personas se identifican con una perspectiva espiritual, aquellos que lo hacen se sienten reconfortados durante la adversidad. Además, cuentan con más estrategias para prevenir la soledad al formar parte de comunidades y grupos de apoyo que comparten sus creencias.
¿Quién no ha enfrentado una etapa en la que una ruptura amorosa o la pérdida de un empleo causan que el mundo se desmorone? Seguramente has lidiado con esos momentos en los que la existencia parece carecer de sentido. Te preguntas sobre el propósito del mundo e incluso de ti mismo.
Aunque existen diversas formas de espiritualidad, todas convergen en proporcionar respuestas, significados y una perspectiva sobre el entorno. Esto es beneficioso en varios aspectos:
Si te preguntas cómo la espiritualidad beneficia la salud mental, hay un aspecto relevante a resaltar. Estas prácticas y enfoques crean comunidades que brindan un valioso apoyo social. Aunque espiritualidad y religión no son idénticas, ambas esferas actúan como recursos invaluables de apoyo en la sociedad.
Estos ámbitos generan un sentido de pertenencia en muchas personas, ofreciendo recursos, consuelo, compañía y una conexión diaria que alivia la soledad, impactando positivamente el bienestar psicológico.
La cultura alberga distintas prácticas y modelos de espiritualidad. Sin embargo, todas ellas convergen en sistemas de creencias inspiradores y valores sólidos que proporcionan iluminación, propósito y significado. Estos pilares generan una sensación de paz interior en momentos difíciles.
La espiritualidad ofrece herramientas útiles para fortalecer la resiliencia y comprender que la adversidad es parte de la vida. Proporciona significado al que aferrarse y conecta con la naturaleza, con otras entidades y con algo más grande que uno mismo.
Así, la revista Frontiers in Psychology resalta que la espiritualidad aporta un significativo bienestar psicológico a quienes la practican. Aunque no todas las personas se identifican con estas perspectivas, aquellos que centran su vida en ellas encuentran una fuerza emocional adecuada para afrontar los desafíos.
Carl Jung, un pionero en combinar la psicología con la espiritualidad, estudió en profundidad el cristianismo, el hinduismo, el taoísmo y otras tradiciones que consideraba esenciales para la vida psíquica humana. Entendía que rechazarlas era perder una herramienta valiosa para promover la salud y el bienestar.
Hoy en día, varias terapias psicológicas otorgan un espacio significativo a la espiritualidad. Reconocen que muchas personas experimentan la realidad a través de esta perspectiva y es esencial darle la importancia que merece. Aquí se presentan los modelos que la incorporan:
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