En España, la bajada de precios y las ofertas irrechazables se realizaban tradicionalmente después de Reyes pero desde hace unos años, con la excusa de comprar los regalos de Navidad a los mejores precios, hemos caído rendidos a la tradición estadounidense del Black Friday que se realiza cada año después de Acción de Gracias.
El hecho de que las rebajas se realicen antes de un periodo en el que vamos a gastar mucho dinero en regalos hace que cobre mucho más sentido. Podemos regalar mejores cosas a nuestros familiares y amigos porque podemos conseguirlos a mejores precios. Este pensamiento es completamente coherente y racional.
El problema llega cuando publicistas y comerciantes apelan, no sólo a nuestros razonamientos lógicos sino que atacan directamente a nuestros comportamientos emocionales y es aquí donde la balanza se inclina hacia ellos.
De todas formas, el hecho de que se utilicen maniobras publicitarias, por otro lado ya conocidas por todos, no quiere decir que el Black Friday sea un timo. En algunos sitios lo será y en otros no. Lo importante es saber identificar quien te ofrece un descuento real sin sorpresas y quien se aprovecha de la ola para colarte un gol.
Hazte una lista con las cosas que realmente necesitas y que realmente quieres comprar unas semanas antes. Llegado el día de compra, PROHIBIDO SALTARSE LA LISTA.
Analiza los precios en diferentes establecimientos las semanas antes y haz una comparativa. Quédate con los sitios que más te gusten para acudir el día de la compra y comparar los precios. Algunas veces, para que el descuento parezca mayor, algunos comercios aumentan el precio días antes. Asegurate del precio real antes del descuento y que realmente han realizado la rebaja.
Leé la letra pequeña y las condiciones de compra. Quizás hayas pagado menos por un producto que no tiene devolución, que tiene alguna tara, que no llegará en el momento adecuado.
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