¿Te has sentido agredido en algún momento de tu vida por parte de una persona que consideras cercana a ti?. Quiero invitarte a reflexionar respecto a que esto no es algo que te ocurra solamente a ti, por lo general, el sentir que el otro nos agrede, ocurre cuando estamos ante un conflicto que nos genera tensión emocional y mental.
¿Pero cómo podemos diferenciar el momento en el que dicho conflicto se ha convertido en maltrato? Cuando estamos en una relación caracterizada por el maltrato, es importante saber que esto no ocurre de un momento a otro, esta es una dinámica que se viene gestionando con el tiempo y muy sutilmente, es decir, no hay seres humanos que maltratan, sino relaciones que se convierten en pautas relacionales de maltrato, es decir, el maltrato no ocurre solo de un lado, sino que proviene de ambos lados, y es muy sutil caer en la idea que el maltratador es el otro y posiblemente yo soy la víctima. Puede que el maltrato del otro sea más fuerte, visible, y palpable, pero a continuación quiero connotar diferentes tipos de maltratos que pueden emerger en dichas dinámicas relacionales:
Suena un poco confuso y hasta absurdo creer que ante una dinámica en donde el maltrato del otro es más fuerte, yo también puedo ser partícipe de dicho desenlace, y esta perspectiva es con la finalidad de que podamos salir del rol de víctimas ante las relaciones maltratadoras y convertirnos en responsables de ser partícipes de dichas relaciones que poco a poco pudimos haber contribuido a que el desenlace sea una pauta maltratadora.
El maltrato es la conducta que atenta contra la integridad psicológica o física de una persona bien sea por acción u omisión de las responsabilidades propias en dicha vinculación con un otro, lo cual puede trasladarse a dos planos distintos, bien sea físico o psicológico, no siendo ninguno de los dos más grave que el otro, ambos causan demasiado dolor y daño.
Si en algún momento has escalado hasta el maltrato físico, o te han maltratado físicamente es importante destacar que antes del maltrato físico, el maltrato psicológico ya se encontraba presente.
Es así, pues, como te invito a que no minimicemos, normalicemos o evadamos aquellas pequeñas acciones de maltrato psicológico que podemos ir construyendo sutilmente en nuestras relaciones y solucionemos el conflicto abiertamente por medio del diálogo para poder prevenir una herida emocional o física en nuestras propias vidas o en la vida de quienes nos rodean.
La comunicación abierta, el diálogo constante y la reflexión propia de nuestras conductas en las relaciones siempre nos llevará a solucionar los conflictos de una forma propicia para que contribuya a nuestro bienestar emocional.
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El síndrome del impostorSuscríbete a las Noticias de Psonríe
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