De acuerdo a los datos publicados en la sociedad Español de Fertilidad, en España, se estima que aproximadamente la infertilidad involucra al 15% y el 20% de parejas españolas en edad reproductiva, eso se traduciría en una de cada seis parejas tiene problemas para concebir hijos.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la infertilidad es “una enfermedad del sistema reproductivo, definida por la imposibilidad de lograr un embarazo clínico después de 12 meses o más de relaciones sexuales sin protección regular”. A nivel mundial, 48,5 millones de parejas no consiguen concretar su deseo de tener un hijo.
Si bien es cierto que la ciencia ha tenido notorios avances que han sido puestos al servicio de la medicina reproductiva y muchas parejas han logrado su esperado embarazo, poca atención se ha prestado al impacto psicológico que dichos tratamientos tienen sobre la pareja, ya que a lo largo del recorrida usualmente atraviesan síntomas de ansiedad, depresión y una merma en su autoestima.
Cuando la pareja comienza a pensar su proyecto de familia y el embarazo no llega, se comienza a generar una frustración frente a su plan. Lo cual trae todo tipo de emociones, tales como miedo, enojo y tristeza. Porque algo que pareciera seguir un cierto “orden natural” como es la descendencia y que se presumía “fácil” no llega. Y comienzan a actuar sobre ellos todo tipo de factores que los estresan, angustian, empujándolos muchas veces hacia el aislamiento y disminuyendo su estima.
En general, sucede que para las parejas pareciera que formar una familia con hijos es el destino “”obligatorio” hacia el que se deben dirigir, generando así muchas frustraciones sobre ellos y es ahí donde los problemas comienzan. Frente a dicha imposibilidad aparecen sentimientos de inferioridad, ansiedad, merma en su autoestima, al no poder cumplir con roles que la sociedad parecería asignarles.
De este modo el nuevo escenario presente, afecta la dinámica de la pareja, deteriorando su vida social y vincular donde diversas situaciones tales como la noticia de un embarazo cercano de un amigo o familiar son vividas como una situación dolorosa por la propia imposibilidad. Y es en este punto donde comienzan a modificar su vida habitual, las parejas evitan reuniones donde haya niños, su vida sexual pierde espontaneidad y un encuentro placentero queda reducido a una situación muchas veces programada y calculada siguiendo calendarios de ovulación, días fértiles, deteriorando el vínculo sensual y/o afectivo.
Es en estos puntos en donde la psicoterapia se vuelve necesaria e importante pudiendo intervenir en diferentes instancias, trabajando cuestiones tales como la ansiedad, sentimientos de culpa y la capacidad de espera para favorecer el marco necesario para enfrentar el problema de fertilidad.
Es importante el acompañamiento de la pareja a lo largo del proceso, en donde se deben reformulan ciertas fantasías respecto de la facilidad de ser padres, a la idealización del proceso y la adquisición de herramientas para facilitar el recorrido que muchas familias deben atravesar al decidir comenzar con tratamientos de diferentes complejidades. Junto con ello un abordaje psicoprofiláctico toma importancia, ya que además de exponer el propio cuerpo en el proceso, los vaivenes anímicos se encuentran presentes y potenciados.
El abordaje psicoterapéutico ofrece diversos modos de intervención en cada una las diferentes instancias. En primer lugar, es fundamental reducir los niveles de ansiedad para que estos se mantengan dentro de parámetros operativos, de modo de favorecer las condiciones necesarias para enfrentar el problema de infertilidad. Es decir, se debe buscar un estado general propicio para comenzar tratamientos de mediana y alta complejidad o sobrellevar la situación de la manera más saludable posible.
Por otro lado, es imprescindible desarrollar estrategias para evitar el aislamiento de la pareja. Esto incluye la creación de redes de apoyo social y contención entre amigos, familiares profesionales de la salud mental o parejas que estén atravesando por una situación similar.
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