Muchas veces, nos centramos en TENER para poder HACER y así SER una persona concreta. Es un error enfocarlo de esta manera, ya que lo principal debería ser centrarnos en SER. La felicidad no está en las cosas materiales ni en las cosas externas sino en nuestro interior. Las cosas externas y materiales no nos pertenecen, pueden estar e irse de nuestras vidas pero lo que siempre nos acompañara a lo largo de toda nuestra vida es nuestra forma de ser.
Por tanto, vale la pena conocer bien quienes somos, cuáles son nuestras cualidades, nuestras habilidades, etc., ya que cuando estamos satisfechos/as con quienes somos, eso nos conllevara hacia un mayor bienestar vital.
Deja de enfocar tu atención en lo que no tienes, en lo que te falta...y dirígela hacía las cosas buenas que hay en tu interior (por ejemplo; el sentido del humor, la capacidad para escuchar, la empatía, etc.) así como hacía los momentos, las personas y las cosas buenas que ya tienes en tu vida.
Está bien y es bueno que las personas nos propongamos objetivos y metas concretos en nuestra vida pero lo que no debemos perder de vista en el camino de conseguir esos objetivos y metas son las cosas buenas que ya tenemos en este momento en nuestras vidas, y sobre todo las cosas que ya hay en nuestro interior.
Para empezar a valorar las cosas buenas que tenemos en nuestro interior, podemos hacer el siguiente ejercicio: cada día, antes de acostarte, reflexiona acerca de qué te ha gustado de ti mismo/a en el día de hoy. Puedes ayudarte, haciéndote la siguiente pregunta: ¿Qué me ha gustado de mí mismo/a en el día de hoy? También es recomendable que te felicites por ello por ejemplo dándote un abrazo, dándote una ducha relajante, dando un paseo por un sitio que te guste, etc.
Recuerda…
“La felicidad es a veces como los lentes… los buscas, los buscas y los buscas, y resulta, que los llevas puestos”.
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