Manipulación psicológica

Existen personas que utilizan conductas manipuladoras para conseguir lo que desean. Estos individuos son expertos en hacer sentir culpa, crear inseguridad y criticar a los demás. La manipulación psicológica o emocional se refiere a intentar obtener algo beneficioso para la persona que manipula mediante métodos poco claros, distorsionando la realidad o explotando a la otra parte, que se convierte automáticamente en la víctima y queda en una posición de desigualdad o desequilibrio.

El objetivo principal de los manipuladores es conseguir lo que quieren de los demás mediante diversas estrategias. Algunas de las más comunes son:

- Hacer dudar al otro para eliminar su criterio y hacer que siga sus directrices.

- Minusvalorar a los demás con críticas excesivas y destructivas, afectando su autoestima y confianza.

- Ignorar las demandas del otro, negándole ayuda en situaciones en las que se le pide.

- Falsificar los hechos para generar confusión y malentendidos con los demás, y mantenerse al margen de las discusiones que ellos mismos han provocado.

Es positiva la manipulación

Es importante destacar que existen acciones de manipulación que son pequeñas estrategias para lograr objetivos específicos, como sonreír para causar buena impresión en una entrevista o elegir una determinada ropa para una cita. Estos actos podrían considerarse habilidades sociales que buscan generar empatía, y son positivos siempre y cuando no causen daño a los demás.

El cerebro humano está conectado a través de las neuronas espejo, las cuales se activan cuando una persona realiza un comportamiento y es observada por otra. Ambas personas estimulan las mismas neuronas, lo cual está relacionado con la empatía, las conductas sociales y la imitación. Por ejemplo, si alguien está enfadado contigo, imitar sus gestos y movimientos puede ayudar a calmarlo y hacer que se sienta comprendido.

Los comportamientos manipuladores pueden ser transparentes o encubiertos, y ocurren de manera constante entre las personas, incluso sin que nos demos cuenta. Por lo tanto, es importante reconocerlos y no permitirnos ser manipulados. El lenguaje es una herramienta común de manipulación, por lo que debemos tener cuidado con lo que decimos y cómo lo decimos. Practicar la empatía es un buen antídoto para evitar caer en la manipulación.

Algunos comportamientos manipuladores comunes incluyen burlarse de las opiniones de los demás, generar sentimientos de culpa, agredir de manera sutil, hacer interrogatorios, posponer indefinidamente lo que no les interesa, autocompadecerse y distorsionar la realidad. Utilizan todas las tácticas a su alcance para controlar la situación.

Algunas estrategias de manipulación habituales son hacer luz de gas (distorsionar y confundir al otro), culpar al otro y tratar de contagiar emociones negativas, desviar la responsabilidad hacia la otra persona, utilizar palabrería para confundir, descalificar y generalizar con afirmaciones vagas y generales, ofrecer una falsa ayuda y criticar mientras se dice que se está ayudando.

Cabe mencionar que todos podemos ser manipuladores en ciertas ocasiones, pero esto no hace a la víctima más débil, vulnerable o especial. Ser víctima de manipulación no define a una persona, sino que simplemente se encuentra en el punto de mira del manipulador. Todos hemos sido o seremos víctimas de algún tipo de manipulación en algún momento de nuestras vidas, y estas situaciones pueden dañar nuestra autoestima y aumentar nuestras inseguridades.