Hemos crecido en una sociedad donde las emociones como la tristeza, el miedo y ansiedad son malas, se nos ha dicho ya sea de manera indirecta o directa que no podemos sentir nada de ello, que cuando sentimos tristeza o llanto debemos cambiar esa emoción, dejarla de un lado, no prestarle atención porque son malas y nos generan malestar.
Esto nos ha llevado a crecer creyendo que debemos ser siempre felices, que en el mas mínimo sentimiento de tristeza o miedo debemos correr, algo totalmente alejado de la realidad, porque la tristeza, el miedo, la ansiedad en momentos determinados son totalmente normales, son emociones que nos ayudan a estar alertas a defendernos y quizás a llegar a una estabilidad emocional, pero cuando se huye de ellas, cuando se evita sentir, se vuelven a un más grandes e insistentes en la vida.
La ansiedad, es una emoción que nos ayuda a estar alertas en una situación de peligro, esto de manera normal, pero cuando se vuelve patológica y aparece en el momento menos esperado es porque se ha evitado a toda costa, se ha tratado de ignorar a tal punto que le hemos dicho que no nos interesa que aparezca, lo que hace que se genere con más fuerza esa ansiedad creyendo que estamos en contantes peligros, creando pensamientos irracionales en situaciones que no deben.
El miedo es normal en cualquier situación desconocida, pero cuando llega se cree que estamos mal, pues nos han dicho desde pequeños que no debemos tener miedo, que debemos ser fuertes, que llorar no arregla nada y quizás sí, no arregla nada, pero si nos ayuda a soltar pesos, a ser un poco más libres del malestar o quitar nudos en la garganta, lo que después nos dará un poco más de capacidad de solucionar lo vivido de mejor manera y no desde el miedo a no ser ¨fuerte¨.
El querer controlar estas emociones negativas y no poder hacerlo quizás genera más frustración, porque muchas veces el no controlar lo que sentimos está mal, porque se cree que todo lo debemos controlar, pero no es así, algunas cosas no las podemos controlar y eso no quiere decir que estamos mal, así mismo las emociones más que controlarlas es necesario aceptarlas.
Por todo lo anterior, es importante que entendamos que el huir de las emociones no es la solución, es como imaginarse a alguien que te quiere ayudar que sabe que estas en peligro, pero tu corres más hacia el peligro y esa persona es detrás tratando de evitarlo, y es tanto el miedo de aceptar que esa persona esa emoción lo que esta es ayudándote que no la aceptas, por lo que es necesario aprender a aceptar esas emociones hablarles, decirles que las aceptamos que sabemos que están allí pero eso no quiere decir que nos controlaran, o serán más grandes que nosotros, es decirles que aceptamos que estén pero el control lo tenemos nosotros, de esta manera nos ahorramos muchos malestares y viviremos un poco mejor.
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La relación entre inseguridad y ansiedadSuscríbete a las Noticias de Psonríe
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