La heteroagresividad se conoce como todas aquellas conductas o comportamientos agresivos que van dirigidos hacia otras personas. Estas agresiones incluyen insultos, agresiones físicas, todo con la finalidad de hacer daño a terceros. 

Algunas personas aseguran, que la heteroagresividad es parte de la naturaleza humana, una parte inevitable a la que no se renuncia, sin embargo la cual, se debe aprender a dominar. Otros dicen que es consecuencia de la aculturación y que se puede evitar. Existe un enigma en torno al origen de este comportamiento y el cual genera un sin fin de argumentos, unas de modo científico, otra más rigurosa y algunas muy moralistas. 

Los profesionales en el ramo de la psicología estudian este comportamiento, el cual consideran polifacético, enfocado desde diversos puntos de vista, dándole diferentes explicaciones sobre qué es la heteroagresividad y por qué se produce.  

¿Qué es la heteroagresividad? 

Se hace énfasis que la heteroagresividad es la reacción de una persona de manera violenta, la agresión puede ser considerada como estrategia. Los psicólogos definen este tipo de agresión como una vía para obtener un fin por una persona. Por esto, las personas agresivas son las que optan por este patrón de comportamiento para lograr sus objetivos, ya sean emocionales o tangibles. 

Estudios han revelado, que los niños agresivos tienen gran posibilidad de crecer y seguir enfatizando el comportamiento agresivo. Se conoce también, que esta agresividad tiene estrecha relación con un control de impulsos pobre. Una persona agresiva, tiene gran dificultad para contener sus reacciones emocionales y moderar sus emociones, se les hace muy difícil manejar la rabia sin dejarse controlar por ella, sobre todo sobrellevar la rabia en momentos de frustración. 

Al hablar de un control de impulsos y una moderación emocional, se hace imposible no relacionarla con educación emocional. Cuando los niños han aprendido a gestionar y reconocer sus emociones se hace para ellos una opción ventajosa, logran en la vida una capacidad pronunciada para controlar su rabia. Con esto queremos aclarar, que los niños con problemas con control de sus emociones impulsivas, como la rabia, tienen mayores herramientas para poner límite a una heteroagresividad. 

¿Qué causa la heteroagresividad? 
 

Si tenemos conocimiento que la heteroagresividad es dependiente del control de los impulsos, ¿será una característica que se pueda transmitir de manera genética?. De esta manera veremos cuáles factores están relacionados en el desarrollo de la heteroagresividad 

1.- Factores parentales 
El estilo de crianza de una persona hay que inevitablemente hacer mención, de ella depende mucho el desarrollo de un ser humano, así mismo, hay mucha influencia de la vida en familia. Influye un estilo parental muy laxo así como muy rígido, estos factores causan un desarrollo de heteroagresividad. 

Un medio de crecimiento a rienda suelta, sin limitaciones establecidas ni normas, hacen que se pronuncie la rabia de manera no pacífica, si no por el contrario, de forma agresiva. Ahora bien, un estilo parental demasiado autoritario, causa rabia contenida y frustraciones que son nocivas al individuo, normalmente estos rasgos empeoran con la llegada de la adolescencia 

La forma de educación parental agresiva, donde alguno de los padres utiliza frecuentemente la agresión, dan rienda suelta a la reacción negativa y el aprendizaje de la rabia hacia otros. 

2.- Apego 
Durante esta etapa de apego de una persona en su etapa de infancia es donde aprende la capacidad de desarrollar una auto regulación conductual y afectiva. Si una persona en su niñez no recibe amor, cariño y experiencias de una relación emotiva, desarrollara una relación de apego inseguro. 

Algunos niños muestran un apego inseguro particular, la desorganización. Estos niños se caracterizarán por rasgos como rabietas desmedidas y una conducta desregularizada. En la mayoría de los casos, esta conducta se desarrolla en los niños, por padres negligentes, y con frecuencia estos padres tienen hijos heteroagresivos. 

3.- Condiciones particulares 
Las condiciones particulares para explicar un poco la heteroagresividad incluye factores prenatales, relacionados con el temperamento del niño y al género. Existen estudios que han comprobado la relación de la exposición a tóxicos durante los meses de embarazo que podrían generar una conducta agresiva. Sin embargo, hay otros que muestran una relación entre la conducta heteroagresiva y niveles mínimos de la hormona corticotropina. 

Ahora bien, en cuanto al género, se puede mencionar que las niñas y niños muestran comportamientos distintos de heteroagresividad. Los niños, por lo general, muestran una conducta de agresión física, por otro lado,  las niñas muestran una conducta agresiva social, la expresan mediante insultos. Estas diferencia de conductas entre los géneros, se van afinando y desarrollando en la medida que los niños van creciendo, hasta que llegan a la edad de la adolescencia. 

Los niños con una conducta rebelde y temperamental son los más propensos a tener un patrón agresivo hacia otras personas. Los estados de ánimo negativos, frustración, intolerancia son factores que agudizan una conducta heteroagresiva. 

4.- Factores sociales 
Durante la época escolar y posteriormente con la llegada de la adolescencia, la familia juega un papel fundamental, en el que no deben permitir que las influencias externas no contribuyan a un comportamiento inadecuado, muchas veces estas influencias vienen del grupo de compañeros del colegio.  

Crecer rodeados de situaciones agresivas, como por ejemplo vivir en un barrio, tiende a aumentar la posibilidad de que los niños adoptan esa actitud heteroagresiva, como acción de un aprendizaje y no por alternativa. 

La televisión poco afecta a la heteroagresividad. En realidad, la televisión sólo aporta comportamientos agresivos a sujetos que lo eran previamente. Los niños no aprenden la heteroagresividad al ver televisión, adoptan una conducta violenta, pero es una situación la cual puede desaparecer al ver televisión en compañía de sus padres u orientado por un adulto. 

De igual forma, sucede con lo que ven los niños por internet, este contenido visto no es nocivo siempre y cuando esté siempre un adulto atento a supervisar y dispuestos a darle al niño una explicación ante contenidos agresivos que pueda encontrar.