El amor es un misterio; muchos autores han escrito sobre este sentimiento y han tratado de conceptualizarlo; sin embargo, aún nos cuesta saber qué es. Es una palabra polisémica; es decir, tiene múltiples significados dependiendo del contexto del cual se hable. podemos definirlo como un sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno; o como un sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad den el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
Estas definiciones son claras en decir algo y es que: el amor es un sentimiento; es decir, tiene una base neurobiológica que la sustenta y el cual modula nuestro comportamiento.
El cerebro y ciertos sistemas son los encargados de que este fenómeno ocurra; uno de ellos es el sistema límbico; dentro de esta red podemos encontrar que los circuitos dopaminérgicos dentro del núcleo accumbens (los cuales están relacionados con el placer y la recompensa) son los que están mayormente implicados en este fenómeno; también, podemos encontrar que los circuitos corticales como la corteza piriforme, la ínsula y el cíngulo anterior están involucrados en la modulación de comportamientos selectivos hacia una pareja adecuada.
Para la Dra. Helen Fisher el amor deriva de tres circuitos cerebrales los cuales son: el deseo sexual, el amor romántico y el apego. El primero de esto nos ayuda a poder ubicar o tener un abanico de compañeros, el segundo a dirigir nuestra atención en una persona en particular y el tercer circuito nos permite quedarnos con esa persona. Igualmente, nos explica que el amor a primera vista comprende una ruta de circuitos neuronales muy básico (primitivos) que están ligados a sistemas que regulan nuestro estado homeostático (la sed y el hambre).
Independientemente, los estudios han demostrado una fuerte correlación en estos sistemas dopaminérgicos y el amor. Es interesante saber que estos circuitos son los mismos que se activan en las personas que consumen drogas; y sí, cuando nos enamoramos estos mismos circuitos son estimulados y es como si estuviésemos drogados; es por esto que nos duele o nos cuesta tanto separarnos de las personas que amamos.
En la medida que entendemos cómo opera nuestro cerebro sabemos cómo funciona nuestra mente, entendemos ciertos comportamientos y fenómenos psicológicos. Hoy en día, sabemos que los seres humanos estamos diseñados para amar; por eso cuando estamos en esa fase de ruptura y desamor es cuando más necesitamos ayuda; porque, el desamor no es un fenómeno normal en nuestra vida. Cuando esto ocurre, siempre es menester acudir a un profesional de la salud mental, alguien especializado en el área que nos pueda ayudar a encontrar la homeostasis que hemos perdido.
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