El adaptarse al disfrute y encontrar gratificación con lo que tenemos a disposición, puede resultar liberador, para ello existen muchos motivos por los cuales podemos estar felices. La felicidad, por ejemplo, puede ser: tener al lado a la pareja soñada, tener dinero suficiente para viajar por el mundo entero, poder levantarse a diario y disfrutar de un gran paisaje natural, o tener una adorable mascota; pero ser feliz también puede ser gozar de una excelente salud física. Ser feliz es algo totalmente relativo, depende la visión con la cual, cada ser humano asume las circunstancias cotidianas; pero debemos reconocer que disponer de recursos económicos suficientes, nos facilita la vida, sin duda alguna.
Los profesionales de la psicología, han dedicado muchos años de estudio, analizando la sensación de poder consumir, pagar o comprar aquello que les apetece, a los seres humanos. Recientes estudios demuestran, que la emoción de poder adquirir bienes materiales o servicios, hace que se incremente nuestra alegría, amor y confort. Estos estudios concluyen, que poder adquirir un bien, puede producir las siguientes tres sensaciones:
Ahora bien, al consultarle a las personas, cuál de estos tres tipos de felicidad preferían, resultó algo contradictorio, pues algunos de ellos no recordaban los souvenirs comprados (Felicidad instantánea), pero si sentían la emoción de recordar el paseo en Góndola, que hicieron en su viaje de hace 5 años a Venecia (Felicidad Crepuscular).
En otro caso, la compra de un celular, nos alegra al momento; pero también produce una gran satisfacción cada vez que usamos nuestro moderno equipo tecnológico, dejando atrás el recuerdo de la felicidad crepuscular.
En la actualidad hay muchas y diversas teorías, que concluyen la importancia que revisten, aspectos en la persona, como una buena disciplina, teórico-práctica, acompañada de una gran fuerza de voluntad y de intención. Con estos aspectos podemos abordar, por ejemplo:
El manejo de nuestras emociones: debemos pensar que nuestro norte, es mantener la mayor carga positiva de ellas, a lo largo de nuestros días. Esto lo podemos lograr, por ejemplo: con ejercicio físico, que ayuda a nuestra mente a liberar endorfinas que nos hace sentir felicidad y con disciplina podemos conseguirlo día a día.
Hacer un pacto de felicidad: Es interiorizar y sentir en el momento lo que estamos viviendo. Meditar es una práctica que te ayuda a conectarte con tu presente y dejarte fluir sin ningún tipo de distracción que no sea el escuchar tu respiración y acallar tu mente.
Compartir y vincularse: Rodearse de amistades y seres queridos, es una fuente infinita de alegría y bienestar. Siempre tendremos motivos e invitaciones para salir y recrearse con ellos.
Sentido o misión de vida: Cuando descubrimos una gran satisfacción y agradecimiento, por algún hecho realizado por nosotros mismos, es claro mensaje para continuar por ese sendero de elevación espiritual.
Obtención de lo deseado: El altruismo o el desprendimiento de querer ayudar y lograr hacerlo con nuestros semejantes, nos llena el corazón de mucha paz, es invaluable el nivel de gratificación y alegría, que se experimenta.
Como hemos visto, la felicidad es una búsqueda diaria y constante en todos y cada uno de los momentos que a diario se nos presentan. Sabemos que es falso pensar y creer que vamos a vivir sumergidos, todo el tiempo, en un mar de infinita felicidad; pero lo más importante es mantener nuestro norte enfocado en hacer el bien y en el bien estar con nosotros mismos.
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