En psicología nos encontramos con personas que llegan buscando ayuda por miedos, inseguridades, dolencias emocionales en su presente, las cuales son heridas que se han generado en su infancia, en la relación con padres o cuidadores o quizás situaciones específicas que los han marcado, por ello, es importante trabajar en lo que llamamos sanar el niño interior, esta técnica se trabaja identificando situaciones, reconociendo la dolencia y devolviéndose a ese momento para sanarlo, haciendo lo que se llama una resignificación de historia vida, para llegar a ello se inicia:
En este primer paso, se reconoce como se vivió la infancia desde su propia mirada y no desde lo que se le ha contado por medio de terceros, debido a que cada integrante de la familia tiene una percepción diferente de cada momento, así que, se inicia reconociendo lo vivido desde que se tiene uso de razón, contando con gran cantidad de detalles que se pueda, sin pensar solo ir escribiendo lo que va saliendo, puede ser en forma de cuento donde se escribe el ambiente, las personas, las actividades, lo que le gustaba, a lo que jugaba y con lo que soñaba, lo que temía, lo que anhelaba y de lo que lloraba.
En este momento, lo que se quiere es trabajar el cómo la persona se ve y se siente consigo misma, que pueda identificar la persona que era y como se sentía en ese momento, por ello, se le pide que tome una foto de bebe y la observe como si fuera la primera vez y describa, lo que ve en su mirada, como ve su temperamento, recordando aquello que en ese momento le hacía feliz, tranquilo, único, especial, aquello que aún sigue allí, pero se ha quedado escondido gracias a las vivencias, miedos e inseguridades.
Después de reconocer quien se era, de recordar cómo fue su infancia, de lograr volver a conectar con esa personita y soltar miedos, es importante explorar heridas como; rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia, para sanarlas reconociendo que está la herida que duele, que es una marca emocional y mental que necesita ser sanada, pero que no determina lo que se es en el presente.
Aquí se hace la regresión a ese pasado donde se necesitaba un abrazo, palabras de amor, de afirmación, de reconocimiento, de felicitaciones, un soporte emocional donde se logre tener una explicación de lo que está pasando y porque, esto se hace hablándose a sí mismo y diciéndose aquellas cosas que le hubiera gustado escuchar en ese momento, ejerciendo la visualización.
Luego de aplicar esta técnica, la cual es importante y crucial para que un paciente pueda verse a sí mismo de otra manera, que pueda ver que sus vivencias no lo determinan en este presente, que sí, tuvo dolores y situaciones difíciles, pero que nada de ello es su culpa ni que merecía lo vivido, se espera poder iniciar la afirmación de quien de verdad es y empezar a trabajar en esos miedos e inseguridades con herramientas para ello.
Autora: Angélica Acosta
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