En estos tiempos particulares en donde el mundo tuvo un giro desde hace más de un año, en especial es nuestro sentido de la soledad ante confinamientos, espacios y momentos de soledad física, lejanía de seres queridos, amistades y demás, a muchos nos tocó encontrarnos con la soledad como nunca antes lo habíamos experimentado, y otros, lo reforzaron aún más. Por esto, es importante entender cuándo es necesaria la soledad y cuándo no es muy aconsejable.
La soledad es recomendable y sana, cuando no hemos aprendido a estar solos. Abarcando espacios de autoanálisis, introspección, conectarse con uno mismo y nuestras emociones, pensamientos y creencias. Disfrutar el silencio, siendo capaces de sanar nuestra relación con nosotros mismos, perdonarnos, recuperarnos de alguna falsa autoimagen, aceptarnos y trabajar para nuestra mejora. Identificar nuestros puntos débiles, fuertes y estar dispuestos a vivir nuevas experiencias con nuestro propio ser.
Tenemos otro opuesto de una soledad insana o no recomendable, cuando se está saliendo de alguna relación tóxica, proceso de ruptura, pérdida. En estas situaciones, el estar solos puede perjudicarnos, ya que nuestra mente podrá desarrollar pensamientos obsesivos o compulsivos ante eso que nos duele. Nuestro cerebro al quedarse en silencio, seremos más propensos a alimentar esa pérdida o problema. Por eso es importante distraernos, estar con otras personas, hobbies, ocupaciones o tareas que nos mantengan de forma temporal alejados de esos pensamientos insistentes que pudieran aparecer en nuestra soledad.
La soledad debe ser tomada en periodos transitorios; es decir, no escogerlo como algo habitual, ya que al ser seres sociales, siempre requeriremos la compañía de alguna persona, o personas en nuestro entorno. Necesitamos relacionarnos e interactuar con otros seres humanos para mantener el equilibrio y la salud emocional, física y psíquica. El aislamiento social prolongado siempre acabará teniendo consecuencias negativas para los seres humanos. Es un buen momento para que reflexiones lo siguiente: ¿Sé estar a solas conmigo? ¿Puedo disfrutar la soledad? ¿Es mi soledad temporal o me he acostumbrado a ella? ¿Soy capaz de tener periodos de soledad, pero sé y elijo también salir con otras personas?
< Siguiente
¿Cómo nos paraliza el perfeccionismo?Anterior >
Sé pacienteSuscríbete a las Noticias de Psonríe
Puedes seleccionar que tipo de noticias quieres recibir