El ser humano es un ser social. Y, como tal, debe aprender cómo comunicar ciertas cosas para poder hacerlo de la manera más adecuada.
No todos tenemos las mismas habilidades sociales ni tampoco nos comunicamos de la misma manera. Es importante analizar y observar cómo lo hacemos para poder darnos la oportunidad de cambiar aquellos aspectos poco adecuados o incorrectos. Lo ideal sería poder comunicarnos de forma asertiva.
La asertividad es una actitud de autoafirmación de uno mismo que implica defender nuestros derechos personales expresando nuestros sentimientos, preferencias, necesidades y opiniones pero siempre respetando también los de los demás. En este caso, es igual de importante lo que se dice y cómo se dice.
Todos tenemos derecho a ser nuestros propios jueces, poseer nuestras propias creencias y actuar según lo que pensamos. Tenemos derecho a tomar decisiones (podemos escuchar a los demás, pero la decisión la tomamos nosotros). Podemos decidir si queremos o no dar explicaciones. Además, estamos en nuestro derecho de cambiar de opinión las veces que lo consideremos necesario. Por supuesto, otro de nuestro derecho es poder cometer errores y decir “No lo sé”. Teneos derecho también a no alcanzar la perfección.
Pero, más allá de nuestros derechos, lo importante es tener consideración por el prójimo a la hora de comunicar las cosas. Comunicar lo que somos, lo que necesitamos y lo que queremos está totalmente permitido y, para ello, es importante poder tener en cuenta las necesidades y lo que quiere el resto.
Si te preguntas qué es lo que puedes hacer para practicar la comunicación asertiva aquí van algunas indicaciones. Practica el respeto, la autenticidad y la empatía. Escucha de forma activa y trata de utilizar conducta verbal y no verbal apropiada y coherente con lo que quieres transmitir y comunicar.
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