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La tristeza es una emoción básica, tal y como lo son otras emociones como la sorpresa, la rabia, el miedo, la alegría y el asco. Es una emoción compartida a nivel mundial por todos los seres humanos, independientemente de su raza, forma de vida y cultura, y se expresa de diversas maneras.
La tristeza se hace presente como una reacción fisiológica y de otra parte psíquica en presencia de algún acontecimiento, bien sea por factores internos o externos. Si me siento triste, puede ser consecuencia de estímulos externos o de ciertos sucesos, de pensamientos concretos que resultan adversos y por lo que consideramos que no tenemos o al creer que no podemos realizar algo.
Ya sea por una causa u otra, todos los seres humanos hemos sentido tristeza en algún momento de nuestras vidas. Esto pudo ser la consecuencia por perder un ser querido, por una mala noticia, una ruptura, alguna pelea con otra persona que nos importa, no alcanzar algún logro o meta, etc., situaciones todas ellas que nos pueden hacer sentir tristeza.
En estos casos pueden aparecer sentimientos de dolor, vacío, sufrimiento y frustración que, como consecuencia de la tristeza, nos altera la forma de ver el mundo, las situaciones y a nosotros mismos, frecuentemente, con una mentalidad negativa.
La tristeza es la contraparte de la alegría, son emociones compartidas por todos los seres humanos en el mundo entero, incluso por los animales. Pero existen diversos tipos de tristeza basados en determinados aspectos. A continuación nos enfocaremos en determinar cuáles son esos tipos de tristeza.
En estos tipos de tristeza identificamos cuatro en función de si su existencia es funcional o no funcional.
1.- Tristeza patológica
La tristeza patológica es la considerada por el sentimiento o sensación de tristeza, falta de interés, desanimo en la vida, con la que las personas pueden demostrar poca reacción en el plano emocional y que en su mayoría se expresan junto con un llanto ensordecedor.
Este tipo de tristeza no es congruente con ningún otro acontecimiento o ausencia de él y puede aparecer en un gran porcentaje de casos. Esta situación puede llevar a una persona al aislamiento y en casos extremos a comportamientos autodestructivos. Esta es un tipo de tristeza que puede presentarse en trastornos de ansiedad o en trastornos depresivos.
2.- Tristeza adaptativa
Se puede saber que se padece de tristeza funcional o adaptativa cuando el sentimiento que se expresa es consecuencia de una situación que la justifica o un motivo que la ha generado. Se trata de una tristeza que suele aparecer como resultado de una situación externa o interna y por la cual nuestro organismo puede requerir disminuir el nivel de actividad, la aceptación y adaptarnos a la situación específica.
Se considera una "tristeza sana", caracterizada por la acción o con el factor tiempo, donde la tristeza irá disminuyendo y tenderá a desaparecer. Un ejemplo muy representativo es la tristeza que sentimos y nos agobia cuando estamos en un proceso de duelo.
3.- Tristeza instrumental
Este tipo de tristeza denominada instrumental es aquella que se utiliza con el propósito de obtener logros y de conseguir un objetivo específico. Es la utilización de la emoción pero de forma voluntaria, aunque cierta parte de este tipo de tristeza es sentida con sinceridad. Además, también se presentan casos donde es posible que sea una completa simulación.
4.- Tristeza adaptativa
La tristeza es en su inicio adaptativa, y también en su forma natural. Pues bien, existe la posibilidad que en algunos individuos y en situaciones específicas la emoción se haga presente de manera continuada, provocando un sufrimiento contínuo o persistente sin poder gestionarse.
Esto ocurre frecuentemente cuando se produce un bloqueo de la expresión y de la emoción. Un duelo no afrontado de la mejor manera, y del cual no termina de sobrellevar, esto es una tristeza adaptativa.
La tristeza siempre ha sido y será uno de los sentimientos humanos más básicos, que se ha estudiado desde la antigüedad. En este aspecto, algunos autores de la historia e investigadores han planteado varias clasificación en referencia a la existencia de los diferentes tipos de tristezas. Un ejemplo fue Santo Tomás de Aquino, quien fundamentó su trabajo de investigación en trabajos realizado por otros autores, como Aristóteles.
Aunque tal vez este no tenga validez científica. Es una forma de denominar las tristezas a un nivel muy interesante, el filosófico y el histórico, que al final nos demuestra que tienen muchas características en común.
En esta clasificación mencionamos los siguientes tipos de tristeza:
Esta puede ser ocasionada a el tipo de personas que se dedican a observar como los demás logran sus objetivos, que ellos desearían igualmente alcanzar. Ver que otros logran lo que tu no puedes, y que tanto se desea, podría ocasionar un sufrimiento y tristeza, ocasionando la envidia.
Esta tristeza se representa al aparecer un sufrimiento que se padece por uno mismo cuando una situación dolorosa o adversa nos ocurre, también por limitaste en nuestra voluntad y necesidades. Está relacionada con la miseria o con la privación.
La tristeza y la angustia a menudo están relacionadas entre sí, puede considerarse la angustia o el desánimo a un tipo de tristeza que está amarrada a la pérdida de motivación o movilidad al no hallar nada que nos satisfaga o que nos impulse hacia el logro de nuestros objetivos. Está también vinculada con el deseo de conservar algún bien, con la incertidumbre o con mantenerse en la vía hacia alcanzar sus metas.
Bajo el parámetro filosófico que ha planteado este autor, la compasión se considera otro tipo de tristeza; en esta ocasión hace mención al sufrimiento que recibimos de otras personas. El sufrimiento de un ser que amamos nos conmueve y puede hacernos sentir malestar y provocar tristeza.
El concepto que muy frecuentemente se asocia a la tristeza es el de la depresión. Y es que cuando sufrimos de depresión, una de sus características importantes y principales es la presencia de una estado anímico de tristeza.
Aun así, es erróneo relacionar la tristeza con la depresión ya que esta última además incluye un conjunto de síntomas variados, entre los que destaca la ausencia de sentir placer o anhedonia, la pérdida o aumento de apetito, problemas para dormir, pasividad, desesperanza, visión negativa sobre uno mismo y sobre el mundo, visión negativa sobre el futuro, ausencia de alegría y libido, falta de concentración y, en ocasiones, ideación suicida.
Queremos ayudarte a superar tu depresión. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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