Autoestima y depresión: ¿Cómo se relacionan?

La autoestima y la depresión tienen una relación significativa. Estudios realizados han demostrado que la baja autoestima por largo tiempo hace a las personas más vulnerables a la autoestima y la depresión, así como se sabe, que el origen de una depresión es multifactorial. El carecer de pensamientos positivos y el no aceptarnos a nosotros mismos, nos lleva a quedarnos sin recursos psicológicos.

La autoestima es un grupo de sentimientos que nos proporciona un autoconcepto, de esta forma, el autoconcepto enmarca principalmente todo un conjunto de creencias e ideas que definen de una forma mental lo que somos, la autoestima sobresale por arriba de todo componente de emociones básicas para el bienestar de las personas.

Los investigadores, a lo largo de la historia, han demostrado siempre un claro interés por la relación entre autoestima y depresión, cuestionando si la autoestima es capaz de desarrollar la depresión. Cuando tenemos una autoestima baja, luchamos contra el mundo estando desprotegidos, no importa cómo vayamos en la vida, así vayamos por la vida con mucha ropa puesta, siempre llevaremos los efectos del miedo, inseguridad y negativismo.

La depresión de una persona podría tener un origen muy multifactorial y difuso, sin dejar de mencionar todos esos factores endógenos que no siempre se pueden controlar. Aun así, no se debe olvidar que una mente revestida por una autoestima baja, trae como consecuencia una baja efectividad al instante de gestionar y afrontar problemas sencillos.

La única forma de comprobar este vínculo entre autoestima y depresión es a través de estudios científicos, especialmente mediante estudios investigativos longitudinales. De este modo se obtienen estas respuestas:

Modelo de vulnerabilidad

Este se refiere a la existencia de personas con un perfil caracterizado por una baja autoestima. Según este punto de vista, este modelo psicológico procesa los sucesos de la vida de manera negativa. También carece de esa habilidad tan sencilla como es la resiliencia.

Estos son promotores de una realidad de la cual hay que saber desconfiar, defenderse y en colocarse como un participante secundario o víctima en vez de visualizarse como un protagonista de su propia vida. Donde son promotores y dignos merecedores de situaciones positivas de donde aprender y así tener herramientas para superar eventos negativos.

En estos estudios se comprobó que las personas con autoestima baja no intentaban refutar sino más bien comprobar su autoconcepto negativo, poniendo mayor atención a sus propios comentarios de negativismo en su entorno. La autoestima y depresión están vinculadas con el patrón de vulnerabilidad para asignar a las personas con poca estabilidad emocional y sin resiliencia.

Modelo de cicatriz

Ahora hablemos de la visión contraria, según el estudio mencionado anteriormente, es que la depresión es frecuentemente la que moldea la autoestima baja. Todo ese conjunto de sentimientos desgastantes, negativos y desesperados que rondan en una mente depresiva, son los que alimentan de una manera directa la autoestima.

Ya habiendo especificado todo lo anterior, concluimos que la autoestima débil es un síntoma de riesgo al momento de que aparezcan distintos trastornos psicológicos, y entre ellos la depresión, lo que hace que la autoestima y la depresión están relacionadas. Es más, varios profesionales han expresado que la autoestima y la depresión están estrechamente relacionadas. Esto es una alerta para desear desarrollar estrategias adecuadas de prevención para la población joven o adolescente. Situación que es preocupante, pues se ve el aumento de los casos, y lo peor es las elevadas cifras de suicidios de los jóvenes.