Los ansiolíticos son medicamentos utilizados para el tratamiento de trastornos de ansiedad, del sueño y dolores generados por la fibromialgia o ocasionados por accidentes. Este tipo de medicamentos tiene como principal función actuar sobre las neuronas del sistema nervioso central que estimulan al insomnio y al sueño. Son fármacos que tranquilizan los nervios afectando las células nerviosas que liberan y rescatan neurotransmisores y disminuyen la actividad cerebral relacionada a los síntomas de la ansiedad sin generar somnolencia.
En las consultas psiquiátricas son uno de los medicamentos más recomendados, a pesar de que su consumo sólo actúa sobre los síntomas y no elimina la causa del problema de raíz, además de ser fácil de conseguir y accesible en precio.
Los ansiolíticos son recetados para el tratamiento de la ansiedad, sus efectos e intensidad sobre el organismo dependen de la dosis, el tipo de medicamento, la singularidad de cada persona, así como su capacidad de eliminarlo del sistema.
En cuanto a sus efectos secundarios más comunes, se puede mencionar, estreñimiento, dilatación de la pupila, visión borrosa, mareos, náuseas, sensación de sabor metálico, temblores, para los hombres problemas de erección, disminución o pérdida del deseo sexual, sequedad en la boca y en la nariz e inquietud.
Entre los tipos de ansiolíticos se pueden mencionar los barbitúricos, las benzodiacepinas y las azapironas.
Las benzodiacepinas tienen un efecto sedante- hipnótico y se utilizan para mejorar la ansiedad a corto plazo y que genera un alto grado de discapacidad patológica. Estos pueden producir una alta tolerancia y dependencia con la posibilidad de crear adicción. Estos fármacos elevan la acción del neurotransmisor ácido gamma-amino butírico (GABA), encargado de que las células nerviosas bajen su velocidad o paren de transmitir mensajes.
Las benzodiacepinas, además pueden ocasionar alteraciones psicológicas y físicas permanentes, daño al cerebelo, dolores articulares, jaquecas, infartos cardiacos, bajadas de tensión, temblores, intoxicación del hígado, erupciones de la piel, problemas en los riñones, vértigo y deterioro a nivel psicológico grave.
De acuerdo a su tiempo de vida media las Benzodiacepinas se pueden clasificar de la siguiente manera:
Existen medicamentos llamados análogos de las benzodiacepinas (Zolpidem, Zopiclona y Zaleplon) que poseen una estructura química distinta de las benzodiacepinas pero con efecto farmacológico semejantes. Generalmente, tienen las mismas indicaciones, efectos secundarios y riesgos.
Por otro lado los Barbitúricos (Amobarbital, Butalbital, Fenobarbital, Secobarbital y Pentobarbital), son medicamentos de mayor intensidad, que disminuyen la ansiedad pues tienen un poderoso efecto sedante. Son medicamentos con un alto riesgo de adicción y consumo excesivo, por ello son muy conocidos.
Las azapironas (buspirona, gepirona, ipsapirona y tandospirona) son medicamentos con una capacidad ansiolítica moderada, mayormente se usan como antidepresivos, no son un sedante directo por ellos no se utilizan como hipnóticos.
El nivel de dependencia que pueden crear los ansiolíticos en una persona depende del tiempo de consumo y la dosis ingerida, cuando una persona presenta signo de abstinencia aparecen los siguientes síntomas: Debilidad, vómitos, dolor de cabeza, náuseas, temblores, nerviosismo persistente, desmayos, alteraciones de la percepción e inquietud y movimientos incontrolables y rápidos de los ojos.
Cuando se presenta una sobredosis de este tipo de fármacos se pueden presentar síntomas como confusión, problemas respiratorios, somnolencia, problemas para hablar, falta de coordinación, problemas para que la persona sea despertada hasta riesgo de muerte. Para personas de la tercera edad los síntomas se agravan y pueden abarcar mareos, delirio, desorientación y pérdida del equilibrio.
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