A menudo, en familias que tienen más de un hijo se suelen dar casos de celos entre hermanos, un comportamiento emocional distorsionado, a través del cual el niño expresa su miedo a ser abandonado o perder el vínculo con la madre o el padre...
A menudo, en familias que tienen más de un hijo se suelen dar casos de celos entre hermanos, un comportamiento emocional distorsionado, a través del cual el niño expresa su miedo a ser abandonado o perder el vínculo con la madre o el padre, después de que una nueva figura rival, un nuevo hermano o hermana, aparezca en el núcleo familiar. Es más común que los celos aparezcan en el hijo mayor con respecto al pequeño, aunque también puede suceder al revés. En este caso podemos hablar de una relación de rivalidad entre hermanos.
La rivalidad entre hermanos no debe confundirse con los celos. La rivalidad no es un comportamiento constante, sino que varía según las etapas, en las que los hermanos pueden discutir mucho entre ellos o mantener una relación más cordial. Los celos están más relacionados con el vínculo afectivo y cómo este comportamiento puede variar, cuando miras, hablas o acaricias al recién llegado más que al hijo o hija mayor.
Ante un caso de celos en el que este comportamiento afecta al núcleo familiar, debemos actuar con cuidado, haciendo hincapié en nuestra interacción como padres.
Es importante fortalecer el vínculo existente entre nosotros como padres y nuestros hijos o hijas mayores, lo que probablemente se ha visto alterado por la atención que hemos prestado al recién nacido. Explicar que el nuevo hermanito o la nueva hermana pequeña también son miembros de la familia y se aman de la misma manera fortalecerá su autoestima.
No debemos enfadarnos si el hijo o hija mayor se comporta inapropiadamente con el bebé, tal vez en algún momento le diga algo inoportuno o le agreda en lugar de acariciarlo. Tenemos que enseñarle a amar al bebé, reforzando su comportamiento cuando lo hace bien.
Llevar a cabo actividades familiares, junto con el bebé, puede ser una buena idea para fortalecer el vínculo entre los hermanos. Por ejemplo, pídele a tu hijo o hija mayor que te ayude cuando se bañe al bebé.
No debemos dejar que el nacimiento de un nuevo hijo o hija sea algo negativo para la familia, especialmente para los hijos o hijas mayores. Por el contrario, es una alegría que tenemos que compartir y tenemos que trabajar con ellos para que no se sientan desplazados y puedan llegar a amar y disfrutar de su nuevo hermanito o hermanita.
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu
situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación: