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Nuestro cerebro es un órgano muy complejo, donde nacen todos nuestros pensamientos. Pensar y la inquietud mental son procesos muy naturales y normales en el ser humano, gracias a estos procesos nosotros realizamos una gran parte de nuestras actividades diarias de manera automática.
Nuestros pensamientos ayudan a analizar, comparar, planificar y resolver problemas, entre otras funciones. Pero, en algunas situaciones, la mente puede llegar a desviarse y poner su atención en situaciones y temas que le restan mucho tiempo y energía en vez de encaminarse en ejecutar o llevar a cabo las metas y sueños.
Cuando se habla de ruido mental nos referimos a un tipo de discusión interna e insistente que se origina en la mente durante largos periodos de tiempo. Comúnmente, las personas no somos conscientes de este ruido mental y en casos agudos, se hace tan frecuente y usual que llega a distraernos de nuestras actividades diarias como el trabajo y los estudios.
Los ruidos mentales se repiten una y otra vez y la persona se ve obligada a escucharlos sin interrupción. En algunos casos son recuerdos o pensamientos positivos y es allí donde la persona debe preguntarse si le proporcionan gozo, armonía y satisfacción o caso contrario producen amargura, enojo o frustración. Cuando estos sentimientos son negativos traen como consecuencia mucho estrés.
No somos conscientes ante este ruido mental porque forma parte de nuestra cotidianidad y de nuestra vida. Pero, cuando es necesario enfocar la atención o nuestra mente en una tarea o acción como la lectura, el trabajo, estudiar, resolver un problema, es cuando nos damos cuenta de estos ruidos mentales que obstaculizan toda nuestra mente afectando la atención y energía, nos distraen de los principales objetivos.
Pero las personas tienen la capacidad de aprender a conducir su mente y no que la mente los automatice. La raíz del carácter, la voluntad y el juicio se fundamenta en la capacidad de la persona de recuperar de manera voluntaria la atención errante.
La práctica de la atención plena y respiraciones profundas y largas por al menos un minuto al día durante la ejecución de una actividad divertida o de interés para ti, es de gran ayuda para apaciguar los ruidos mentales.
Cuando la mente está tranquila y serena permite abordar soluciones mucho más efectivas y apropiadas, debido a que nuestra concentración y todas las herramientas, recursos reales y la observación de las alternativas para llevar a cabo nuestros deseos y metas, se centran solo en escuchar y observar esos pensamientos que producen preocupaciones persistentes. Cuando la persona no está concentrada en el presente, aparece un ruido mental que hace a la persona estar hundida en partes dolorosas de su propia historia.
El ruido mental se puede disminuir en penetración y duración de acuerdo a la siguiente recomendación:
Queremos ayudarte a superar tu ansiedad. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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