¿Cómo dejar de disculparse por todo?

Autoestima

¿Cómo dejar de disculparse por todo?

Disculparse cuando realmente hemos hecho algo mal es una virtud, sin embargo, hay personas que tienen una reacción casi refleja de disculparse, incluso cuando lo que ha pasado no es culpa suya.

¿Te suena esto familiar?: Vas por la calle, una persona te empuja y te disculpas tú. Te disculpas cada vez que tienes que pedir un favor, o que pides información para hacer tu trabajo.

Disculparse cuando realmente hemos hecho algo mal es una virtud, sin embargo, hay personas que tienen una reacción casi refleja de disculparse, incluso cuando lo que ha pasado no es culpa suya.

¿Por qué nos disculpamos tanto?

Esta reacción suele ser aprendida en la infancia, y es más frecuente en mujeres. A menudo nos transmiten valores de ser educados, ante todo. Nos socializan en que ser amables se traduce en ser más aceptados. Y aunque esto no es negativo en sí mismo, disculparnos de forma excesiva nos termina perjudicando.

Estudios como este han visto que el pedir perdón sí favorece conductas de perdón de los demás, pero no sentimientos de perdón. Es bueno tener en cuenta que pedir perdón y que el otro diga que te perdona no implica necesariamente que realmente sienta que te ha perdonado.

Pedir perdón por todo suele tener origen en la evitación de conflicto, y en la necesidad de ser aceptados y gustados. También es una forma de dirigir hacia nosotros la responsabilidad de lo que ocurre a nuestro alrededor, haya sido o no nuestra culpa.

¿A costa de qué?

Es posible que tengamos la creencia inconsciente de que nuestros derechos, deseos y necesidades son menos importantes que los de los demás. Que realmente no tenemos el derecho de pedir lo que pedimos o de hacer lo que hacemos.

Por ello, afecta negativamente a nuestra autoestima. Esta actitud puede transmitir la idea (a nosotros y a los demás) de que prácticamente pedimos perdón por existir, dejando de reclamar un espacio que también nos pertenece y de defender nuestros derechos.

También es una forma de depender de la validación externa, ya que al pedir perdón estamos esperando que la otra persona diga: “Oh, no te preocupes, no pasa nada”.

¿Cómo dejar de disculparse todo el tiempo?

  1. Reflexiona acerca del origen de esta actitud: Puedes hacerte las siguientes preguntas para averiguar cómo se pudo instaurar esta conducta en tu infancia:
    • ¿Cuál era tu primera reacción cuando alguien te decía “no”?
    • ¿Cuál era la reacción de tu entorno cuando ponías límites o te defendías?
    • ¿Eran aceptadas las diferentes opiniones?
    • ¿Qué otras experiencias han podido influir en cómo te relacionas con la autoridad y cómo pones límites, especialmente en el trabajo?
       
  2. Examina las situaciones en las que sale tu impulso de disculparte: Observa en qué contextos es más probable que te disculpes de forma innecesaria. Lugares, con qué personas, estados de ánimo (de ti mismo y los demás), actitudes ajenas… Es posible que sea más frecuente en el trabajo, con personas con las que no tienes mucha confianza, con personas muy autoritarias y exigentes, o cuando tienes la necesidad de agradar.
     
  3. Conoce tus derechos asertivos: Conoce los derechos que tienes como persona, para poder empezar a defenderlos. Tienes derecho a cambiar de opinión, a decir que no, a cometer errores, a no responsabilizarte de los problemas de los demás… Cuanto más presentes los tengas, menos te costará dejar de disculparte por ejercer esos derechos.
     
  4. Frena tu impulso: Esta parte es la más difícil y necesita de práctica. Es habitual que al principio no seas capaz de frenar tu impulso, pero es un gran paso empezar sólo ser consciente de que te estás disculpando de forma innecesaria. No pasa nada, puedes rectificar después. Por ejemplo, si vas a cancelar un plan con amigos, y vas a decir lo siento, o ya lo has dicho puedes decir a continuación: “En realidad quería decir que gracias por entenderlo, estoy agotada/o por todo el trabajo que estoy teniendo y necesito descansar. Aprecio de verdad que seas flexible”. En lugar de decir: “Perdón por darte la tabarra”, puedes decir, “Gracias por escucharme” Sustituir el “perdón” por el “gracias” es eficaz en muchas situaciones.

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